No sé si a vosotros os pasa pero es una duda habitual cuando hablamos de viajes y de sueños viajeros: ¿nuevos destinos o repetir lugares que ya conocemos?. Seguramente podríamos decir que las dos cosas, pero lo cierto es que cuando existen limitaciones económicas y/o de tiempo, hay que elegir y no siempre es fácil.

Venezia – en castellano es Venecia pero me resisto a escribirlo así, me encanta Venezia – es el primer destino al que viajé por libre, sin padres, sin maestros… Solo una amiga, mi hermana y yo. Nos apuntamos a un viaje en bus organizado por la universidad de Elche y nos fuimos a Venezia en febrero de 1992. Yo tenía 17 años, mi hermana 14 y mi amiga 18. Con el permiso de nuestros padres, allá que nos fuimos. No sé, ahora me parece extraño pero fue así de sencillo. No conocíamos a nadie y, en teoría, nadie era responsable de nosotras.

Paseando por los alrededores del Ghetto Judío

Tras 25 horas de bus, llegamos al Lido de Venezia cuando amanecía, una brumosa mañana de frío húmedo. La niebla del adriático cubría los edificios del Lido. No tengo ningún recuerdo del hotelito donde teníamos nuestra habitación para las 3 pero sí recuerdo nuestra llegada con el vaporetto hasta el embarcadero en Piazzeta San Marco al amanecer de aquel día de febrero frío y húmedo. 

Después he regresado a Venezia en bastantes ocasiones y, en cada viaje, he descubierto nuevos rincones y vivido nuevas experiencias. L’acqua alta fue uno de esos momentos otoñales especiales que pude experimentar. 

La última vez que había estado en Venezia hasta nuestro regreso el pasado mes de octubre fue en el verano de 2009 cuando Ernest tenía 9 meses. Pasamos unas vacaciones excelentes en el Lago di Garda, Bolonia y Venezia. En octubre de 2022 hemos vuelto acompañados de la abuela para sorprender a Ferran que tenía muchas ganas de conocer la ciudad de los canales. 

Las estrechas calles de Venezia

En esta visita hemos recorrido los diversos sestiere de la ciudad con mucha calma y nos ha gustado especialmente conocer el ghetto judío y la historia que hay tras esas tres pequeñas islas en las que, antaño, se vieron obligados a acinarse las familias judías que fueron expulsadas de otros territorios. 

 

¿Sabías que la palabra «ghetto» se acuñó por primera vez en Venezia?

En ninguna de las ocasiones había paseado por el ghetto judío de Venezia. Según los testimonios escritos que se conservan, tenemos referencias desde el siglo X de la presencia de mercaderes y prestamistas judíos en Venezia. En siglos posteriores, con su expulsión de otros territorios de Europa y del Mediterráneo, muchos recalaron en la ciudad de los canales donde eran bien recibidos. Aquí podían vivir libremente y hacer sus negocios. 

Sin embargo, a inicios del siglo XVI, en 1516, se les obligó a agruparse en 3 pequeñas islas al norte del Canal Grande en el barrio de Cannaregio allí donde estaban las fundiciones de metales. La presión social y la situación geopolítica en Europa y el Mediterráneo hizo que el Gran Ducce cambiara la legislación.

Entrada al ghetto judío junto al Ponte delle Guglie

Desde aquel momento, los habitantes del ghetto podían seguir viviendo en Venezia pero sus casas debían estar en el ghetto.  y hacer sus negocios en la ciudad pero, por la noche, se cerraban las puertas del ghetto y no podían salir. Y estas fueron las condiciones durante casi 300 años cuando las tropas de Napoleón destruyeron las puertas y se derogara la norma que obligaba a los judios a permanecer en su interior.

«Ghetto» viene del italiano «gettare» o fundir y se refiere a los metales calientes que fluyen en estado líquido cuando están fundidos. Allí se acuñó esta palabra que ahora identificamos con un lugar de confinamiento, encierro o aislamiento.

En esta zona de Venezia encontrareis los edificios más altos de la ciudad ya que, al no disponer de espacio, a medida que la población del «ghetto’ aumentaba, se edificaba más y más alto.

Cómo llegar al ghetto de Venezia

Para llegar al ghetto de Venezia debes cruzar el Canal Grande o Gran Canal para acceder al barrio o sestiere Cannaregio. Está muy cerca de la estación de ferrocarril de Santa Lucía pero, si llegas desde Piazza San Marco debes calcular unos 25 minutos caminando o unos 15 minutos desde el puente de Rialto.

Como bien sabes, Venezia es como un laberinto por lo que las rutas son infinitas, siempre dejándote llevar entre calles y canales. Lo más cómodo es dirigirte hasta el Ponte degli Scalzi o bien tomar la concurrida Strada Nova hasta Rio Terà S. Leonardo. Lo mejor es tomar como referencia el Ponte delle Guglie y, una vez allí estarás en el mejor lugar para empezar a descubrir el ghetto.

Si coges el vaporetto puedes bajar en la parada de S.Marcuola Casino y caminar unos 5 minutos. 

Qué ver en el ghetto de Venezia

Lo mejor de descubrir el ghetto es dejarte llevar y observar buscando detalles que te sitúen y te hagan entender el lugar que estás visitando. Obviamente, es muy interesante haber leído antes algo de información para poder caer en la cuenta de curiosidades que de lo contrario te pasarían desapercibidas.

Pasaje que da acceso al ghetto nuovo desde el ghetto nuovissimo

1. Fíjate en los símbolos y nombres hebreos que vas a identificar en las puertas, calles y tiendas.

2 Busca las escuelas y sinagogas de los diversos grupos de emigrantes que fueron llegando a Venezia: la escuela levantina (judíos de Oriente Medio), la escuela sefardí (de los que procedían de la Península Ibérica), la escuela alemana… Las sinagogas se construía a cierta altura y se intentaba que no fueran visibles desde el exterior. Para identificarlas puedes buscar 5 ventanas alineadas que representan los 5 libros del Pentateuco o la Torá.

3. En el ghetto encontrarás los edificios más altos de Venezia y los pisos más bajos y estrechos. Esto es debido a que, al ir creciendo el número de residentes y tener un espacio tan limitado, se vieron obligados a hacer crecer los edificios en altura alcanzando hasta las 8 plantas. Para dar cabida a más familias, algunas de los pisos fueron divididos en 2 niveles o bien en dos partes. Es por ello que muchas ventanas de las plantas bajas fueron transformadas en puertas y las habitaciones tabicadas y divididas.

4. Detente en el amplio espacio del Campo del Ghetto Nuovo y siéntate en sus bancos a observar el ir y venir de sus habitantes y de otros visitantes.

Memorial del Campo del Ghetto Nuovo

5. En uno de los muros está el Memorial con grabados y poemas que recuerdan el éxodo judío y el exterminio. Diversas obras se han ido colocando con motivo de aniversarios conmemorativos en recuerdo de aquellos terribles acontecimientos.

6. En esta plaza está el pequeño museo de arte en el que merece la pena detenerse (no es visitable los sábados).

7. Visita la antigua casa de empeño Banco Rosso, bajo los 3 arcos que oculta un soportal, está este curioso lugar.

Puerta de acceso al Banco Rosso

8. El Museo Judío está también en este Campo del Ghetto Nuovo muy cerca del Banco Rosso. Si reservas tu visita guiada al ghetto podrás ver una de las sinagogas.

9. Pasea y localiza el Ghetto Vecchio y el Ghetto Novissimo y cruza los puentes que los comunicaban con el exterior.

10. Aprovecha para disfrutar de una comida kosher en alguno de los restaurantes. Cabe destacar que uno de los platos más típicos de la comida veneciana, las sardinas en escabeche, son en realidad un plato kosher. Se trata de un plato sencillo y delicioso de sardinas con piñones, pasas y cebolleta. No dudes en pedir un plato de sarde en saor o unos antipasti venecianos de pescado que siempre las incluyen.

Sarde in saor o sardinas venecianas

Hasta aquí nuestros recuerdos de la visita al ghetto más antiguo del mundo. Un barrio para desconectar del bullicio de otras zonas de Venezia y relajarse mientras tomas un aperitivo en el Campo del Ghetto Nuovo o saboreas una deliciosa comida.

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