Salem es mundialmente conocida por sus brujas y piratas. Pero hoy dista mucho de aquella comunidad azotada por la superstición y el fanatismo religioso que condenó a morir a personas inocentes por el  miedo a lo desconocido y la incapacidad para enfrentarse serenamente ante hechos que, por muy extraños que pareciesen, no entrañaban peligro alguno para nadie. Salem es hoy una alegre y romántica ciudad que gusta de seducir a sus muchos visitantes con múltiples atracciones y muestras que hacen las delicias de los niños y las mentes más fantasiosas.
De paseo por la ciudad de las brujas (Salem, Massachusets, 2015)

De paseo por la ciudad de las brujas (Salem, Massachusetts, 2015)

Nuestra visita estuvo guiada por Álex, nuestro primer «couch», con quién contactamos a través de couchsurfing. En realidad fue él quien nos contactó y nos ofreció enseñarnos su ciudad y nosotros aceptamos gustosos. Conocía muy bien la historia de Salem y Massachusetts y nos fue relatando muchos detalles interesantes desconocidos para nosotros.

Alex nos descubrió un montón de historias fantasmagóricas (Salem, 2015)

Alex nos descubrió un montón de historias fantasmagóricas (Salem, 2015)

Nuestra prImera visita fue al puerto, donde nuestros niños pudieron recorrer a su antojo las entrañas de un verdadero barco pirata, el Friendship, un navió que pirateó bajo bandera estadounidense durante el siglo XIX, acechando las costas británicas. Para los niños fue emocionante…

Los piratas en el Liberty (Salem, 2015)

Los piratas en el Friendship (Salem, 2015)

Especialmente les impresionó la presencia de un grupo de desaliñados y andrajosos piratas que amenizaban la visita con viejas canciones de lobos de mar, armando un buen alboroto sobre la cubierta del antiguo navío. Desde allí Alex nos explicó que la ciudad está excavada por infinidad de túneles que servían -y quizá todavía sirven- para introducir mercancías de manera ilícita y evitar el pago de impuestos a las autoridades portuarias.
Detalle de la proa del Liberty (Salem, 2015)

Detalle de la proa del Friendship (Salem, 2015)

Después de invitar a Alex a comer en el club de regatas -donde nos cobijamos cuando arreció una súbita tormenta- fuimos al centro, para admirar los antiguos edificios y callejear un poco, entre el ajetreo de la ciudad, atiborrada de turistas. Nos llamó la atención los múltiples detalles que decoraban las calles de una forma insólita. Álex nos explicó que cada año un artista engalana la ciudad con un nuevo elemento. Este año eran mascarones de proa, cada cual más original y extravagante que el anterior, colgados de las farolas.
Esculturas de Patrick Doughtery (Salem, 2015)

Esculturas de Patrick Dougherty (Salem, 2015)

A nosotros nos encantó, sobretodo, el diseño con ramas de una escultura que representaba tres casas orgánicas. Nos recordó que nuestras casas, a pesar de todas sus comodidades, siguen siendo semejantes a las madrigueras o a los nidos de los pájaros, pues es de los animales de quienes aprendimos el arte de la construcción. Su autor, Patrick Dougherty, llama «Stickwork» a su técnica de trabajo en la que intenta plasmar su amor por la naturaleza y esta exposición recibía el nombre de «What the birds know». Para realizarla recibió la colaboración de 50 voluntarios y esto nos recordó a las personas que, como Alex, nos están abriendo las puertas de su vida y de su casa, haciendo que este viaje sea mucho más entrañable.

Las casas recuerdan a sus antiguos moradores (Salem, 2015)

Las casas recuerdan a sus antiguos moradores (Salem, 2015)

Era imprescindible visitar un cementerio. Álex nos acompañó al que se encuentra situado junto al pub en el que trabaja sirviendo copas. Nos explicó que para sus clientes tomar una copa sentados a una mesa situada a dos metros de una tumba es una experiencia revitalizante. Especialmente estremecedora fue la historia de los dos ataúdes que penetraron una noche en el local, a través del muro, irrumpiendo fantasmagóricamente como la cosa más mormal del mundo.

Los edificios antiguos nos recuerdan el antiguo pasado comercial (Salem, 2015)

Los edificios antiguos nos recuerdan el antiguo pasado comercial (Salem, 2015)

No podéis perderos la visita al Museo Histórico de las Brujas. Aunque la visita era en inglés -y pronunciado a una velocidad endiablada- nos enteramos de los detalles de la desgraciada historia de aquellas niñas que fueron juzgadas y condenadas por brujería.

Por último dimos un pequeño paseo hasta un parque infantil, situado cerca de la casa de nuestro anfitrión, admirando la antigüedad de las casas, muchas de ellas, curiosamente marcadas con un rotulo que indicaba cuándo fueron construidas y por quién. Nos despedimos satisfechos de la ciudad en la que pasamos unas horas muy agradables y recordaremos siempre a Alex, ese chico de Colorado que nos invitó a «surfear» junto a él por unas horas en la preciosa y misteriosa Salem.

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