SAN PEDRO DE ATACAMA: EN EL AYLLU DE COYO

SAN PEDRO DE ATACAMA: EN EL AYLLU DE COYO

Ayer llegamos a nuestro alojamiento atacameño en el Ayllu de Coyo para los próximos quince días. Es sorprendente cómo hay lugares en los que fácilmente te sientes como en casa. Éste es uno de esos lugares, sin duda. El alojamiento en sí es sencillo: unas pocas chozas de adobe con techos de cañas, cubiertos con algún tipo de gramínea de la zona. Pero Rubén, su propietario, ha procurado incorporar algunas mejoras para hacer más confortable la estancia a sus inquilinos.

El entorno, la verdad, lo hace muy agradable, ya que se encuentra enclavado en el Ayllu de Coyo, una especie de oasis en medio del polvoriento desierto de Atacama a 7 km de San Pedro. Pasar las horas más calurosas a la sombra de las acácias resulta tan placentero… ¡Quién lo diría viendo sus minúsculas hojitas!

Días de juegos y relax en nuestro alojamiento

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TRÓPICO DE CAPRICORNIO

TRÓPICO DE CAPRICORNIO

En el avión que nos trajo desde Caldera entendimos que estábamos llegando a un mundo diferente: el de las minas, un mundo de hombres. En la nave íbamos menos pasajeras que azafatas… Prácticamente los doscientos pasajeros eran hombres, esperando las maletas sólo hombres y una imagen inédita: los baños de mujeres vacíos y una cola enorme en los de caballeros….

Tras un viaje excelente y eficiente, con un «transfer» directo desde el aeropuerto de Calama, llegamos anoche a San Pedro. En el trayecto pudimos sentir que por primera vez atravesábamos parte de un desierto. El paisaje evidenciaba que sólo el viento lo ha modificado, pocas nubes han debido dejar caer algunas gotas a lo largo de su historia. Algunos cauces arrastran agua en época de deshielo. Se puso el sol y disfrutamos de un cielo de colores cambiantes: del naranja al rosa, del rojo al violeta. La noche completamente oscura nos ofrecía miles de estrellas. Llegamos a San Pedro y la imagen de sus calles marrones poco alumbradas con decenas de paseantes disfrutando del frescor de la noche nos pareció acogedora.

Detalle de una puerta en San Pedro

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VIVIR SIN COCHE

VIVIR SIN COCHE

Hemos llegado hasta Caldera haciendo diversos desplazamientos en bus. La verdad, nos gusta viajar en bus por Chile. Decidimos hacerlo así para poder tener una sensación real de las distancias y de los cambios en el paisaje. Hoy, sin embargo, tomamos un avion para volar hasta Calama, una ciudad minera situada en las estribaciones de los Andes a 2250 m de altitud. Inicialmente pensábamos alojarnos allí una noche dada nuestra reticencia a pasar por encima de lugares importantes aunque no tengan «atractivo turístico».

La carretera a través del parabrisas del bus

Queríamos tener un fugaz contacto con ese lugar que nació para alojar a los habitantes de la cercana ciudad de Chuquicamata, los cuales tuvieron que ser desalojados de allí por la contaminación provocada por su famosa mina de cobre. Hablar de Chuquicamata es hablar de vidas miserables y de negación absoluta de humanidad. Hoy la maquinaria pesada ha transformado la vida de los mineros pero el trabajo allí sigue siendo duro y asfixiante. Aquellos que hayáis visto el film Diarios de motocicleta quizá recordaréis las impresiones que provocó el lugar en Ernesto Guevara y en su compañero de viaje, y la trascendencia de esta visita en la evolución de la conciencia social y política del primero. (más…)

CALDERA: INICIAMOS LA TRAVESÍA DEL DESIERTO

CALDERA: INICIAMOS LA TRAVESÍA DEL DESIERTO

Caldera. ¿Por qué se llamará Caldera? Tal vez sea por el calor asfixiante y húmedo que hace aquí la mayor parte del año… O por los metales que extraen de las montañas situadas al interior… Es este un lugar extraño, un puerto creado para dar salida a esos tesoros ocultos bajo la arena, el polvo y las costras de sal. Si no fuera por esos metales, aquí no viviría nadie.

CHILE Caldera

Museo al aire libre de formaciones de arena fósil

La primera línea férrea de Sudamérica fue construída en 1850 precisamente aquí y unía Caldera con Copiapó. Hoy no queda nada de ella, excepto la vieja estación restaurada y reconvertida en un museo y espacio cultural. Tampoco el puerto, hoy decadente y adormecido, permite hacerse una idea del intenso tráfico de buques que tuvo antaño. (más…)

CHILE: EL HABLA DE ACÁ

CHILE: EL HABLA DE ACÁ

Un síntoma inequívoco de la adaptación de los niños a este lugar es que incluso Ernest empieza a hacer uso de expresiones y giros lingüísticos del habla propia del país. Bueno, tal vez sea exagerado. Por lo menos es muy graciosa la normalidad con la que ha incorporado el uso del adverbio de lugar «acá», sustituyendo a «aquí» (por ejemplo, «ven acá», «quedémonos acá», «tráelo acá», etc.).

CHILE Valparaiso

Un puesto de delicioso «mote con huesillo»

Lo cierto es que nosotros también nos hemos acostumbrado, a pesar de que al principio andábamos un poco confundidos. Después de todo, no es «harto» complicado y, con un poco de voluntad, se aprende «al tiro». De hecho, los lugareños ayudan bastante, ya que cuando dicen algo que te resulta incomprensible, ante tu cara de circunstancias, te preguntan «cachai, po?». Y si todavía no lo tienes claro siempre puedes decir: «¿Cuánto es?».  Y ellos no dudan en repetirlo. (más…)

UN DÍA NORMAL EN CHILE  

UN DÍA NORMAL EN CHILE  

Hoy ha sido un día normal. Esto diría cualquier chileno si hubiese seguido nuestros pasos durante la jornada. Pero, como viajero, si pones tu mirada en las cosas que haces «un día normal» descubres que muchas de ellas envuelven aspectos extraordinarios. Después de tanto tiempo en este país, ya nos hemos habituado a muchas de ellas pero, realmente, son excepcionales.

Esta mañana hemos salido del hostal para hacer algunas recados. Necesitábamos buscar urgentemente una lavandería: éste es un asunto de vital importancia cuando se viaja con poco equipaje y cuando dos de los expedicionarios pasan la mayor parte del día por los suelos. Y por este mismo motivo, hoy nos urgía otra necesidad logística: comprar pantalones nuevos para ellos.

CHILE Valparaiso

Paseando por Valparaíso

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