Dublín es una ciudad amable y cercana que invita a pasear y a disfrutar de sus calles. Y, si llueve, hay un montón de tiendas, museos y pubs donde guarecerte a tomar una cerveza o una sopa del día. A los irlandeses les encanta pintar sus casas de alegres colores y llenar todo de flores así que, incluso en los días más grises, parece que todo anima a estar feliz y disfrutar.
Viajar a Dublín desde España es fácil pues hay muchas conexiones desde múltiples aeropuertos y suele resultar bastante económico, especialmente si compras los billetes con unos meses de antelación aunque suele haber bastantes ofertas.
Dublín ofrece muchos atractivos culturales, buena comida, bebida y mucha música. Su único defecto es que es una ciudad cara, especialmente los alojamientos. Los hoteles, hostales y Bed & Breakfast en Irlanda son caros, bastante caros, especialmente en Dublín. Si además viajas con hijos mayores como nosotros… olvídate de ningún tipo de gratuidad o ventaja en los alojamientos. Nosotros optamos por reservar en StayCity Aparthotels junto a Christchurch y conseguimos un buen precio pues reservamos con varios meses de antelación pero así y todo, fue caro. Hay mucha demanda en la ciudad así que planifica tu visita…
Transporte público y desplazamientos en Dublín
Moverse por Dublín es cómodo y hay un buen transporte público pero la ciudad puede caminarse sin problemas porque el centro es pequeño y todo está cerca. En la página de Dublín Public Transport tienes toda la información.
Para ir o venir al aeropuerto nosotros optamos por reservar nuestros pasajes en Dublin Express desde el aeropuerto a la parada más cercana de nuestro hotel y fue todo un acierto. El servicio fue excelente y, aunque a la hora de la reserva tienes que fijar una hora para el billete, si llegas antes o después por algún cambio en tu vuelo, no hay problemas para subir al bus.
Por último, para moverte por el país en transporte público puedes consultar toda la información en Transport for Ireland donde tienes toda la información detallada de los servicios de autobús y tren del país y puedes hacer tus reservas.
Plan de Actividades para 4 días en Dublín
Este ha sido nuestro programa de actividades en Dublín, con calma y sin agobios, con tiempo para descansar en nuestro hotel, disfrutar de los jardines y plazas y callejear sin prisas. En tu visita a Dublín puedes valorar la opción de adquirir la tarjeta Dublin Pass, si tu idea es seguir una agenda bastante densa, te puede interesar. Revisa los lugares que quieres visitar y compara el coste total y el precio del pase por días.
Para los que viajáis con niños comentar que en la mayor parte de atracciones turísticas los menores de 5 años no pagan y hay descuentos para los menores de 13 años. En muchos sitios hay tarifa familiar que supone un descuento que suele suponer gratuidades a partir del segundo hijo… Lamentablemente la información suele estar solo en inglés y esto limita un poco la accesibilidad a las personas que tenemos otras lenguas maternas.
Día 1. Temple Bar y centro de Dublín
En realidad fue la primera tarde en la ciudad pues llegamos al aeropuerto de Dublín pasado el mediodía y, tras dejar nuestro equipaje en el hotel, nos fuimos a pasear disfrutando del sol que lucía miedoso entre las nubes. Lo primero que nos llamó la atención fue el cambio de temperatura, veníamos de 36°C en Alicante y pasamos a 18°C, así que nos abriga os un poquito y metimos el impermeable en la mochila.
Nos fuimos a pasear por Temple Bar que a esa hora de la tarde estaba bastante tranquilo. Los bares se suceden uno tras otro. Si algo llama la atención en el centro de Dublín es la gran cantidad de pubs y restaurantes que hay. Pasamos a saludar a Molly Malone y seguimos nuestro camino.
Saint Stephen’s Green es el pulmón verde del centro de Dublín. Allí se hace homenaje a algunas de las personas relevantes en la historia y cultura del país. Es agradable pasear, descansar o hacer un pícnic para seguir después nuestro camino hasta Merrion Square Park. Allí nos detemos a ver la escultura de Oscar Wilde y a escuchar su voz en uno de los altavoces que hay distribuidos por la ciudad gracias a la iniciativa Talking Statues of Dublin.
Caminamos sin rumbo fijo por la ribera sur del río Liffey y regresamos hacia el Trinity College, al castillo y Christ Church – donde está nuestro alojamiento – y tomamos algunas fotos. Finalmente, nos detenemos en O’Neills Pub & Kitchen para tomar una cena temprana y probar la primera Guiness del viaje.
Día 2. Descubriendo la historia de la ciudad de Dublín
Salimos de nuestro alojamiento temprano y, mientras hacemos tiempo para que abran los museos, nos encaminamos hacia los jardines de Saint Patrick Cathedral. En el pasado, esta zona de la ciudad estaba fuera de las murallas. Aunque quedan pocos vestigios de la antigua muralla, podéis localizar en el recorrido los mojones que señalan su ubicación.
Los jardines de Saint Patrick son una delicia y tienen, en una esquina, un agradable café. En el muro más septentrional hay un recordatorio y homenaje a los grandes escritores de la literatura irlandesa. Los parterres de flores lucen preciosos y la vista de la catedral es muy bonita.
Junto a la parada de los autobuses turísticos está la entrada a la iglesia y la taquilla (podéis comprar también las entradas aquí, hay un pequeño descuento si reservas en la web). Después nos dirigimos a la Marsh Library (5€/adulto y gratis menores de 18 años) donde pasamos un rato delicioso admirando esta biblioteca victoriana y jugando con Ferran a descubrir las pequeñas figuritas de Lego escondidas en las estanterías que representan a personas importantes que estuvieron aquí o cuya biografía está vinculada con este lugar.
Junto a la Christ Church está ubicado el museo Dublinia, un buen lugar para conocer el origen y la historia de la ciudad de Dublín. No es un museo demasiado grande así que puede verse con calma en 2-3 horas en función de cuanto os entretengais a leer la información presentada. El museo es bastante interactivo y hay secciones para que los más pequeños de la familia puedan jugar y curiosear. La entrada incluye el ascenso a la torre del edificio con muy buenas vistas de la ciudad y un audiovisual que explica cómo se ha transformado esta parte de la ciudad a través de los siglos. Podéis comprar la entrada combinada para visitar también la iglesia, la más antigua de la ciudad. Nosotros aprovechamos para tomar un café en la cafetería de la segunda planta haciendo un «break» en el recorrido.
Tras comer en nuestro apartamento y descansar un ratito, nos dirigimos al Castillo de Dublín para visitar los jardines y la exposición de la Colección Chester Beatty. Este es uno de los rincones que más nos ha gustado de Dublín, sus jardines son una delicia, sus esculturas y el ambiente tan agradable que se percibe. El edificio donde se ubica la colección es luminoso y colorido. El acceso es gratuito y además cuenta con un restaurante de comida oriental muy bien valorado: Silk Road Café. Es un lugar perfecto para pasar unas horas bajo cualquier circunstancia y, especialmente, es una gran opción si te cae una tromba de agua en Dublín.
La colección de la Biblioteca Chester Beatty es resultado del trabajo de coleccionismo del magnate minero Alfred Chester Beatty también llamado «El Rey del Cobre». Empezó su colección en los años ’40 y las que se muestran en esta colección se organizan en «Tradiciones Sagradas» y «Tradiciones Artísticas». Cuentan con preciosos textos, miniaturas, manuscritos y arte en papel sagrados de las religiones orientales y occidentales entre otros elementos.
Para cenar elegimos el pub Darkey Kelly’s donde por las tardes hay música en directo y nos encanta su comida. Todos los pubs de Irlanda ofrecen una sopa de la casa del día si lo que quieres es un almuerzo o cena ligeros, pero además hay platos abundantes de sándwiches espectaculares, hamburguesas, ensaladas, fish and chips y guisos tradicionales del país. Además, la oferta de cervezas, sidras, whiskies y otras bebidas es inmensa.
Día 3. Trinity College, paseo por O’Connors Street, el río Riffley y el Museo de la Emigración (EPIC)
La mañana del tercer día en Dublín habíamos reservado nuestra entrada para visitar la exposición del Book of Kells y The Old Library. Esta visita también puedes hacerla con la aplicación de la audioguía que puedes descargar en tu móvil o bien puedes contratar una visita guiada. Tras dar un paseo por los jardines del Trinity College nos dirigimos a la zona de acceso que está organizado por grupos según el horario de tu reserva. Una vez dentro, puedes caminar a tu ritmo y hacer la visita por libre.
La primera parte del recorrido incluye una salas en las que se explica la importancia del Libro de Kells y otros libros de miniaturas. Cómo fueron creados, cuál es su origen, cómo se conseguían los tintes para las ilustraciones o la piel de corderos para las páginas. Después se accede a la sala donde está el libro en la cual está prohibido tomar videos o hacer fotografías. A continuación, subes a la Old Library y puedes estar allí el tiempo que desees. Es un lugar con una energía muy especial, es como un santuario. En las vitrinas hay información sobre su historia y, aunque todo momento, te sientes invadido por la presencia de aquellos hombres sabios y literatos, hay alguna referencia también a las primeras mujeres que pudieron entrar a formar parte de la comunidad del Trinity College.
En nuestro tercer día en la ciudad de Dublín nos vamos al norte del río Riffley recordando los acontecimientos del Alzamiento de Pascua de 1916. Nos dirigimos a la calle O’Connors tras cruzar el río por el puente peatonal de Ha’Penny (Half Penny Bridge). Esta zona de la ciudad estuvo ocupada en el pasado por el Monasterio y la Abadía de Saint Mary. Hoy no queda nada de él, pero los nombres de algunas de sus calles nos lo recuerdan.
Llegamos hasta The Spire, la gran aguja de 120 metros de altura y 3 metros de diámetro en su base – y 15 cm en su punta – que se levantó en 2002. Desde ella recorremos la calle observando las esculturas de las personas relevantes que tuvieron algo que ver con la historia de esta ciudad y recordamos los terribles acontecimientos de aquellos días de Pascua en Dublín. Mientras nos rodea el bullicio, los dublineses van de acá para allá disfrutando de sus compras, de las amistades y de su presente.
Seguimos caminando en dirección a la desembocadura del río Riffley. Nos gusta observar la arquitectura antigua y renovada de la ciudad. El urbanismo que integra algunos elementos antiguos con nuevos edificios de cristal y acero. Múltiples puentes cruzan el río en diversos lugares y el paseo es casi un juego entre las dos vertientes del río Riffley.
Así llegamos hasta el monumento al Famine Memorial junto al Custom House Quay. Estas esculturas recuerdan uno de los momentos más duros de la historia de Irlanda: la gran hambruna. Más de un millón de personas murieron de hambre en el siglo XIX y otro millón abandonó el país (1845-1848). Por aquí pasaron muchos de ellos caminando junto al río desde sus pueblos y aldeas en busca del barco que les llevaría a otros lugares del mundo a intentar iniciar una nueva vida.
Cerca de este lugar está el EPIC, Irish Emigration Museum. Os recomendamos que visitéis este museo si tenéis una mañana o una tarde disponible en vuestra visita a Dublín. El museo es interesantísimo y la exposición muy bien diseñada con muchas secciones que explican la historia de Irlanda desde una visión muy amplia del fenómeno de la emigración. Descarga la app en tu móvil y escucha todas las explicaciones ¡no olvides unos auriculares!
Nos encantó el enfoque que, además de dar a conocer los aspectos más traumáticos y tristes, también ofrece una visión positiva de la emigración como un hecho que permite dar a conocer una cultura, ampliar las relaciones humanas personales, económicas, culturales, deportivas… La emigración en Irlanda ha sido un fenómeno muy duro para el país pero también ha permitido a este país aportar mucho en muchísimos lugares del mundo.
Día 4. Kilmainham Goal, Phineas Park y cena de despedida en The Church
Nuestro último día en Dublín nos lleva al oeste de la ciudad para hacer el recorrido guiado por la prisión de Kilmainham. Se puede llegar hasta allí en transporte público pero nosotros decidimos caminar para activarnos de buena mañana y conocer esta zona de la ciudad «más real y menos turística».
Dublín nos ha ofrecido también su cara menos amable en estos días: personas que duermen en portales, hombres borrachos y algunos enfermos mentales. También hemos visto personas que intentan ayudarles o llamar a los servicios públicos. Realmente el tema del consumo de alcohol nos parece preocupante, quizá porque aquí se bebe mucho y desde muy temprana hora y por eso es fácil ver personas con problemas de alcoholismo a cualquier hora del día.
Como os decía, llegamos hasta la prisión de Kilmainham donde hicimos la visita guiada que nos resultó muy interesante. Solo se puede hacer la visita con guía y, la verdad, lo explican muy bien. Sin embargo, dada la relevancia de este lugar y su importancia histórica, echamos de menos que hubiese algo de información en otros idiomas (cartelería, algún folleto, audioguía…). Es algo que lamentamos pues no todo el mundo tiene por qué tener un buen dominio del inglés. Indagando tras la visita encontramos este folleto en la web que os aconsejamos leer antes de ir.
El recorrido te pone los pelos de punta y, si conocéis la historia de Irlanda, aún más. Antes de venir hasta aquí os aconsejamos leer algún libro como Canta Irlanda de Javier Reverte o ver la serie Rebellion que fue rodada en 2016 con motivo del centenario del alzamiento de Pascua.
Esta prisión abrió sus puertas en 1796 y la mayoría de los presos eran ladrones y delincuentes comunes. Durante la Gran Hambruna, incluso los niños que robaban un mendrugo de pan pasaban por esta cárcel… Pero lo que hace a este lugar más relevante es que por aquí pasaron los líderes y cabecillas involucrados en la lucha por la independencia de Irlanda. Tras el Levantamiento de Pascua de 1916, 14 hombres fueron ejecutados en el patio del Stonebreaker en la prisión donde hoy una placa recuerda sus nombres. La cárcel se cerró en 1924 y fue abandonada, pero gracias al trabajo de restauración del Comité de Restauración de la Cárcel de Kilmainham hoy podemos visitarla y conocer mejor su historia gracias a la exposición que hay en su interior.
Después de esta visita, nuestra mente nos pedía un paseo por la naturaleza así que nos fuimos al Phineas Park en busca de sus «rebaños» de ciervos y a caminar por los bosques y prados de este pulmón verde dublinés. Disfrutamos del paseo y llegamos hasta el monumento a Wellington, una muestra más del poderío británico.
Aunque nuestro plan era visitar la Guiness Storehouse a nuestro regreso al centro de la ciudad, lo cierto es que aquella tarde no nos apetecía en absoluto así que nos limitamos a caminar por los alrededores del complejo cervecero y seguir camino. A veces, cuando estás de viaje no cumples todos tus planes y hay momentos en los que otras sensaciones o emociones te hacen cambiar de rumbo.
Aquella última noche en Dublín teníamos una cita para ir a cenar a The Church – habíamos reservado 2 días antes porque tiene bastante demanda – y disfrutar de una comida rica en un lugar único. Hemos de decidir que hemos comido mejor en otros pubs y restaurantes de Dublín pero, sin duda, el escenario era superespecial y la historia de este lugar aún más ¿Sabíais que aquí ofició servicios religiosos Jonathan Swift, autor de Los Viajes de Gulliver? Puedes conocer más detalles aquí.
Así pasamos nuestra estancia en Dublín de 4 días en lo que sería todo un mes de viaje por la mitad sur de la isla. El resto de nuestras vacaciones las adaptamos a dos intercambios de casa que habíamos organizado con dos familias de Ennis y Waterford. Así que, tomamos un tren en la estación de Heuston y nos fuimos hacia el oeste a descubrir la costa atlántica del país.
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