Acabo de regresar de Suecia, de Estocolmo, donde he estado acompañando a mis alumnos en un intercambio con alumnos suecos que estudian español. Ha sido para ellos, pero también para mi, una gran oportunidad. No hay nada mejor que ver tu vida desde otra perspectiva para poder analizarla y, obviamente, lo mismo ocurre con mi profesión. Como profesora, una de mis inquietudes es conocer otros sistemas educativos, otros modelos y otras realidades. Poder pasar una semana en un instituto de enseñanza secundaria en Suecia me ha permitido observar y conocer muchos aspectos que me parecen muy enriquecedores. Es mi segunda visita a este centro y, por ello, creo que ya puedo hacer una primera valoración y descripción de mi experiencia allí.

Una de las aulas del instituto

Cómo sabéis, andamos liados en un proyecto muy complejo para la implantación de una escuela de primaria en Alicante basada en la pedagogía Waldorf. Está siendo un camino lleno de dificultades y contratiempos ya que nuestra legislación establece un marco de referencia muy limitante en múltiples aspectos. Desde que conozco las bases de la pedagogía Waldorf, mi visión de la educación se ha transformado radicalmente. A punto de cumplir un siglo desde la fundación de la primera escuela Waldorf, este modelo educativo, más allá de ser revolucionario es un referente. Siendo extraño en nuestro país, está realmente vinculado con los parámetros educativos que son muy comunes en otros países europeos como, por ejemplo los países escandinavos.

La biblioteca es un espacio abierto con zonas de lectura y juegos

Lo primero que llama la atención cuando llegas a este instituto es que no hay vallas ni puerta exterior de acceso controlada. El edificio está en un espacio abierto con acceso directo a la calle como si fuera una biblioteca pública, una casa de cultura o un hospital. Nunca suena un timbre ni hay una señal que marque el inicio o la finalización de las clases.

Zona de acceso al instituto

Las clases se inician entre las 8:10 y las 9 de la mañana y finalizan entre las 14 y 16 h, excepto los viernes que acaban a las 12-12:30 h. El horario es partido pero continuado ¿qué quiere decir esto? Pues que hay un primer periodo de clases que finaliza a mediodía (12 h) y, después, la escuela ofrece servicio gratuito de comedor escolar a todos los alumnos desde las 11:45 hasta las 13 h. A continuación, las clases se retoman normalmente para un par de sesiones.

Zona de autoservicio ene l comedor de la escuela

Siempre hay una opción vegetariana en el menú

Los alumnos comparten mucho tiempo juntos y con sus profesores en los cortos periodos de descanso y en el comedor. La cocina ofrece un menú único con un plato principal y siempre su alternativo vegetariano, además siempre hay una crema o sopa y ensalada. Para beber se ofrece agua y leche. Cada alumno es responsable de recoger sus platos de la comida. Por turnos, alumnos voluntarios se encargan de limpiar las mesas y subir las sillas para que después el servicio de limpieza puedan limpiar el comedor a fondo rápidamente.

Un alumno recoge el comedor tras la comida

Carrito de limpieza que usan los alumnos

Las asignaturas habituales son similares a las nuestras aunque suelen tener menos horas lectivas de cada una de ellas. Entre clase y clase hay un corto periodo de descanso que oscila entre 5 y 10 minutos. Los alumnos de cada grupo tienen horarios muy variables con un máximo de 30 horas a la semana que incluyen horas de estudio libre o participar en el coro de la escuela. Las sesiones de clase tienen una duración variable de entre 30 minutos hasta 2 horas, dependiendo del tipo de trabajo a realizar.

Clase de educación plástica: modelado

Elementos en el aula de educación plástica

Hay clases de teoría, clases prácticas y de repaso. Generalmente, las clases de teoría incluyen un corto tiempo de exposición y explicación del profesor y, a continuación, tiempo para que el alumno trabaje por su cuenta. Si algo me ha llamado la atención es que los alumnos trabajan bastante por su cuenta, son autónomos una gran parte del tiempo que pasan en el aula. Además son muy participativos. Eso sí, me da la impresión que si no quieren trabajar, no se les fiscaliza mientras no molesten en clase: es su responsabilidad y deberan asumir que sus resultados no serán adecuados cuando se les evalúe.

En clase de cocina y economía doméstica

Los alumnos no se especializan en ciencias y letras en secundaria, todos tienen las mismas materias comunes y sólo pueden elegir las optativas prácticas como taller de madera y taller de costura. Una asignatura muy interesante es economía doméstica y gestión del hogar. Todos los alumnos aprenden a gestionar una casa, a cocinar, planchar y llevar las cuentas de la casa. Se da importancia al trabajo académico «intelectual» pero también a otros aspectos que favorecen la concentración, las actividades manuales, la coordinación motora, el refuerzo de la interacción de ambos hemisferios cerebrales…

En la cocina se aprende también conceptos básicos sobre nutrición, comercio justo, ecología… Limpieza, orden, organización…

Todo el proceso es importante. Hay que poner bien la mesa para compartir con los compañeros y maestros el menú elaborado

Los alumnos no cargan con pesadas mochilas en sus espaldas. Todos cuentan con una taquilla y, los libros, pertenecen al centro educativo, están en el aula y no suelen salir de ella. En este instituto cada alumno tiene un ordenador portátil personal que al acabar el periodo educativo puede comprar o bien dejar en el centro para ser utilizado por un nuevo alumno. El trabajo para casa va y viene en su ordenador que es lo único que suelen llevar con ellos y, no siempre.

En clase el uso de ordenadores está integrado en ciertas asignaturas

La sala de profesores invita a estar, a compartir, a charlar y a reunirse. A descansar.

Los profesores disponen de despachos por departamentos y de una sala de profesores muy acogedora. Allí cuentan con todo lo necesario para comer a mediodía – si prefieren no utilizar el servicio del comedor – tomar un café en cualquier momento de su jornada y reposar un rato antes de seguir con las clases de la tarde. El diseño de los espacios es muy agradable e invita a estar, a acomodarse, a trabajar y a conversar.

En el taller textil se aprende a coser a máquina: coordinación neuromotora, concentración, trabajo bien hecho, autonomía, crear uno mismo…

Técnicas artesanales: cultura, historia, origen de los materiales…

Todos los maestros son tutores de un reducido grupo de alumnos y les acompañan desde que entran en el centro hasta que acaban la educación secundaria obligatoria. Además se intenta que el mismo tutor se haga cargo de los hermanos de la misma familia. Deesta manera se facilita el conocimiento entre ellos y se mejora la confianza entre los miembros de la comunidad educativa. La educación secundaria son 3 cursos (que corresponden con nuestros 2º, 3º y 4º de la ESO). Los alumnos que quieran seguir estudiando bachillerato (son otros 3 cursos) acudirán a otro centro y deberan pasar una selección en base a sus resultados académicos en secundaria y sus intereses personales tales como el deporte, el arte, la tecnologia, etc.

Colaborar y cooperar: todo se comparte por lo que hay que cuidar los utensilios adecuadamente

Los alumnos disponen de taquillas para guardar su material

En el centro en que he estado hay además un club social que ofrece a los chicos y chicas del instituto un lugar de encuentro al finalizar las clases y en periodo no lectivo. Con sala de televisión, zona de juegos, conexión wifi, gimnasio, bar y otros servicios.

Espacios de descanso para el tiempo libre entre clases

La sensación que he tenido es que en este centro los profesores y alumnos conviven tranquilos y relajados, también felices. Los alumnos asisten a sus clases y no parecen especialmente estresados aunque pasan por exámenes frecuentemente, algunos de carácter estatal que evalúa la consecución de ciertos objetivos académicos. El mobiliario en las clases y en los espacios comunes es muy acogedor. Las mesas son elevadas en las aulas y bajitas en los espacios comunes. La decoración está también muy pensada para que todo sea práctico y acogedor.

Las clases están insonorizadas y son muy luminosas

Según me advierten, los contenidos que trabaja el alumnado sueco son menos densos y menos exigentes, puede, no lo sé. Pero lo cierto es que la eficiencia del aprendizaje puede ser mayor o, al menos, los alumnos parecen más felices. Los profesores también. No tengo ningún análisis científico que demuestre mis sensaciones, que me permita corroborar lo que siento: aquí la gente viene al cole más feliz. En Suecia, el abandono escolar está en un 7% frente a casi un 20% en nuestro país. Es difícil analizar estos datos que siempre son revisables bajo diversos puntos de vista pero, es obvio, que nosotros tenemos mucho que mejorar.

Banco de limpieza en el aula de plástica

Haber convivido una semana en un entorno educativo diferente al que yo trabajo pero con tantas similitudes a lo que conozco de la pedagogía Waldorf es un gran regalo. Una oportunidad para conocerme mejor y analizar qué cosas puedo mejorar como profesora. Para los alumnos, una experiencia única que seguro les ayudará a tener una mejor percepción de nuestro sistema educativo y, sobre todo, lo que me parece más interesante, podrán comparar cómo de diferente o similar es su actitud en el aula frente a la de los alumnos suecos. Hay aspectos que nos gustan más de cómo trabajamos en España mientras que, otros, son claramente mejorables.

El aula de plástica es, probablemente, lo que más se parece a mi instituto

Como siempre, viajar es una gran oportunidad y es un privilegio haberla compartido con mis alumnos. Visitar este instituto en Suecia me hace confirmar que el cambio es necesario y que seguir la estela de la pedagogía Waldorf es, para mi, un camino muy enriquecedor pues con ella buscamos una educación para la vida, un crecimiento personal integral. Quiero ir más allá de pretender que mis alumnos memoricen cosas: quiero intentar que aprendan a hacer cosas, que sean flexible y espontáneos, que busquen y resuelvan problemas y entresijos por ellos mismos en las múltiples facetas de su vida. Una educación que se preocupe por su felicidad, que les permita aprender a escucharse, a escuhar al otro, a respetar, a expresar sus sentimientos, a gestionar su frustración. Favorecer y madurar en ellos la motivación intrínseca que debe ser la base del desarrollo de culquier ser humano. En fin, el camino es largo, el viaje complicado, pero seguimos avanzando hacia el horizonte.

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