¿Hace pocos meses que tuvisteis un bebé y estáis empezando a pensar en aventuraros a hacer un viaje con él? ¿O con ellos? Los primeros meses de convivencia con un nuevo bebé en la familia implican un periodo de adaptación a la nueva criatura y a sus necesidades. Cada familia y cada bebé es diferente por lo que esa etapa puede vivirse de diversas maneras pero siempre, no hay duda, implica un esfuerzo. Si además ya hay otro hijo en casa, el esfuerzo es aún mayor. Aquí os dejamos algunas reflexiones sobre cómo afrontamos nosotros nuestro primer viaje internacional. Recordamos muy agradablemente este viaje a Amsterdam con bebés.
¿Cómo planificamos nuestra vida con dos bebés?
Cuando nacieron nuestros hijos, Pau y yo ya habíamos decidido que íbamos a disfrutar de ese tiempo y por ello, decidimos solicitar permisos de trabajo para permanecer en casa. Lamentablemente, esto no es posible para todas las familias. Pero nosotros, como profesores, podíamos renunciar a nuestro sueldo a cambio de una excedencia laboral mientras alguno de nuestros niños fuera menor de tres años. Así nos organizamos, durante cuatro años sólo uno de nosotros trabajó -por lo que evidentemente tuvimos que apretarnos el cinturón- y así pudimos vivir esa bella etapa sin prisas y con mucha calma.
Nuestro plan fue el siguiente: durante el primer año de vida del bebé fui yo la que me quedé en casa para poder dar de mamar a nuestros hijos y poder recuperarme tranquilamente del parto y del embarazo tanto física como anímicamente pues las noches eran exigentes y era mejor no tener horarios laborales que condicionaran mi vida y la de Ernest y, luego, Ferran.
El segundo año de vida de nuestros hijos intercambiamos los papeles: yo me fui a trabajar al instituto -lo que me ayudó recuperar mi espacio de relaciones con compañeros y alumnos, con amigos y conocidos- y Pau se quedó en casa cuidando de los niños y haciéndose cargo de las obligaciones de nuestro hogar. Fueron 4 años perfectos, relajados, sin problemas por buscar a alguien cuando un niño estaba enfermo, la casa siempre organizada y laboralmente satisfechos porque cada curso cambiábamos los papeles.
La rutina era perfecta y, cuando ya estaba asentada, mi cabeza empezó a pensar de nuevo en los viajes. Necesitaba salir. Me apetecía romper nuestra rutina con una breve escapada que nos permitiese comprobar si sabríamos viajar con nuestros hijos pequeños. Y así, cuando Ernest tenía 8 meses nos fuimos a Bologna, el Lago di Garda y Venezia. Es un lugar que conocíamos bien por lo que nos suposo solo aprender a viajar con Ernest y a adaptarnos a sus ritmos diarios. Cuando llegó Ferran, decidimos repetir la jugada y esta vez fue a Amsterdam con bebés. ¿Cuáles fueron nuestras claves para programar nuestros primeros viajes con bebés?
¿Cuáles fueron nuestras prioridades para viajar a Amsterdam con bebés?
- Si vas a ir en avión busca un destino con vuelo directo desde tu aeropuerto habitual. Así reducirás riesgos de demoras, sobre todo si es en verano cuando el tráfico aereo aumenta mucho.
- Busca un alojamiento cómodo y que te de libertad de movimiento. Dos buenas opciones: alquila un apartamento o intercambia tu casa. Tener una casa propia te facilitará mantener vuestras rutinas que son importantes para un bebé, respetar sus horas de sueño, poder amamantarle con tranquilidad y cocinar su comida de manera saludable, así como lavar su ropita cuando sea necesario.
- Elige una ciudad agradable, evita tener que alquilar un coche si no te sientes seguro conduciendo en un país extranjero con un bebé. Disfrutar de una ciudad tan bonita como Amsterdam con bebés es más que suficiente.
- Selecciona destinos family-friendly donde los bebés son bien recibidos y forman parte de la planificacion de todos los servicios. Sin duda, los países escandinavos y del centro de Europa son una garantía en este sentido.
- No hagas un plan de actividades. Disfruta de la ciudad, pasea, observa, descansa en las terrazas y, si se tercia, haz un poco de turista visitando museos o cualquier otra atracción de la ciudad.
- Contrata un seguro o, al menos, solicita la tarjeta europea sanitaria
Así nos dedicamos a descubrir Amsterdam con bebés sin entrar en ningún museo. En aquel momento me pareció increíble. Yo quería visitar el Museo de Van Gogh, el de Rembrandt, el Rijksmuseum o la casa de Ana Frank pero se estaba tan bien callejeando, y descansando en cualquier sitio mientras nuestros hijos jugaban en los parques infantiles. No tuvimos ningún interés en hacer cola para visitar ningún lugar, simplemente pasear y tomar el pulso a la ciudad.
Caminamos por sus barrios, como el precioso Jordaan, mientras observábamos los canales y las casas flotantes. Comprames tulipanes, quesos y dulces en los mercadillos. Nos encantó descubrir la arquitectura de los viejos edificios y también de los más modernos, así como el arte callejero en paredes y persianas. Recordamos la vida de filósofos importantes como Spinoza o Decarte gracias a las historias de Pau y la vida especial de aquella niña, Ana Frank, cuyo testimonio nos trae al presente con la dureza de la injusticia y la falta de humanidad que sigue abundando en nuestro mundo.
¿Cuál es tu experiencia viajando con tus hijos de pocos bebés? Sin duda, ir a Amsterdam con bebés es una opción perfecta para empezar a viajar en familia. Esperamos que os haya gustado nuestro post y esperamos tus consejos y anécdotas. Si te apetece, podemos vernos también en FACEBOOK y en INSTAGRAM.
Tengo un ilusionante sentido de la vida. Estoy convencida de que las personas podemos cambiar el mundo trabajando personal y localmente a través de proyecto colaborativos. Me gusta compartir con mi familia experiencias motivadoras y enriquecedoras. Y difundir algunas de ellas en este blog sobre «nuestro viaje por la vida».
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