La ciudad de Trondheim, como ya nos ocurrió en Bergen y Stavanger, nos ha encantado. Ciudades amables, humanizadas, tranquilas, con servicios, cafeterías y restaurantes bonitos, rincones particulares y atractivos culturales y turísticos interesantes. Trondheim cuenta con un entorno natural precioso, a pocos kilómetros del centro ya puedes recorrer senderos en medio de bosques con vistas al fiordo. 

Hemos pasado un día conociendo el centro histórico de Trondheim que, ahora en verano, muestra su cara más amable y colorida: cielo de intenso azul salpicado de nubes, jardines floridos, las fachadas luciendo sus mejores colores y la gente disfrutando del buen tiempo en las terrazas. Pero seguro que el resto del año tiene también un encanto especial. 

Hemos aparcado nuestro coche de alquiler en el centro comercial Solside que está en el centro junto a la zona del puerto que ha sido rehabilitada como zona de ocio. Este centro comercial está lleno de tiendas bonitas y restaurantes. Desde allí hemos ido paseando a conocer la ciudad cruzando el puente peatonal Verftsbrua que cruza el río Nidelva ya cerca de la desembocadura. 

Hemos ido recorriendo la avenida Kjopmannsgata mientras observábamos los antiguos almacenes de madera de colores. Este es el Bryggen de Trondheim – o antiguos muelles – , la zona más emblemática de la ciudad y puedes asomarte al río en diversos miradores para tomar fotos preciosas del conjunto arquitectónico. 

Puedes cruzar el río por otros dos puentes: el Bakke Bru y el Gamle Bybro. Este último es un puente de madera precioso que puedes atravesar para recorrer el barrio de calles empedradas y pequeñas casitas de colores. Las calles Nygata, Kirkegata y Mollenberg, junto a otras cercanas, son ideales para pasear tranquilos y detenerse en alguna cafetería o restaurante. 

Junto al río hay varios miradores para disfrutar de los edificios de colores: Piren, Bybroplassen y el mirador Nidelva en la calle Nedre Bakklandet. Todos ellos cuentan con bancos o Escalones donde detenerse a descansar. 

Tras pasear por esta zona de la ciudad, nos hemos dirigido a la catedral para visitarla. Se puede comprar un ticket familiar o entrada reducida si queréis visitar los 3 atractivos históricos: la catedral, el palacio del arzobispo y las joyas de la corona. Además, es posible subir a la torre de la catedral pagando a parte. Se pueden comprar las entradas on line en la página oficial pero también es posible comprarlas directamente en el centro de información pues la afluencia de público no es excesiva. Da gusto visitar destinos así, sin estar acompañado por hordas de turistas, solo por otras personas que viajan sin agobios y sin prisas, que parecen haberse perdido por aquí pero que, probablemente, están buscando descubrir destinos más tranquilos y menos transitados. 

Trondheim es la ciudad histórica de Noruega. Su catedral es la iglesia gótica más grande de Escandinavia y representa el lugar donde se inició la cristianización del país cuando el rey Olaf II fue martirizado y posteriormente canonizado en el año 1030. Dicen que sus restos están bajo el altar de esta iglesia. En aquella época la ciudad se llamaba Nidaros (“lugar donde desemboca el río Nid”). 

Tras visitar la catedral, su cripta y admirar el enorme órgano y sus vidrieras, nos hemos dirigido al Palacio Arzobispal donde hay un pequeño museo y están las salas donde se custodian las joyas de la corona noruega. Tres bonitas coronas, orbes y cetros, así como los tronos y la capa de la coronación. En Noruega ya no se corona físicamente a los monarcas, solo se muestran estas joyas en la ceremonia de entronización. 

Aunque no estéis interesados en visitar el Palacio Arzobispal, no dejéis de entrar al patio interior de acceso libre donde hay una zona de juegos de mesa, de petanca, varios tableros de ajedrez y un pequeño kiosco. También podéis bajar hasta al río donde hay un jardín muy acogedor con mesas de pícnic y juegos infantiles. 

Recorremos Munkegata y nos detenemos junto a la columna del rey Olaf I que mira hacia el fiordo de Trondheim. Esta plaza es un lugar muy animado, con cafeterías, tiendas y, en un rincón encontraréis la escultura de la señora que da los buenos días: Go’dagen. Descendiendo hacia el mar pasaréis junto al palacio de madera Stiftsgarden que es la residencia de la familia real noruega cuando visitan la ciudad, normalmente en verano. Nos dedicamos a callejear por la zona ojeando los comercios y cafeterías y caemos en la tentación de comprar un helado. 

Finalmente alcanzamos el puerto de ferris que llevan hasta la isla de Munkholmen donde hay también una zona de amarres de barcos de madera. Allí está el mercado de pescado de Trondheim donde también hay una cafetería con terraza. 

Si disponéis de más tiempo y de presupuesto, os animamos a alquilar unos kayaks en Trondheim Kajakk y recorrer el río desde el agua. Debe ser una experiencia maravillosa. Se puede reservar en la web y recoger tus kayaks a la hora establecida.

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