Estamos en el Hostal Madina haciendo tiempo para ir al aeropuerto. Esta noche volvemos a casa, se termina este viaje intenso y al mismo tiempo tranquilo que nos ha traído a descubrir Egipto. Este artículo pretende ser, sencillamente, un conjunto de las ideas que nos vienen a la cabeza de manera atropellada cuando estamos a punto de abandonar el país y tenemos todas las sensaciones viajeras a flor de piel.
Egipto nos ha encantado, su patrimonio histórico es asombroso, pero no podemos negar que también nos hemos visto desbordados por el Egipto actual. Egipto es un país caótico, el Egipto de las personas es difícil de observar, de tanta gente humilde, que cada día tiene que sobrevivir en un país que parece que se rompe a trozos.
En este tiempo de descanso junto a mi familia y los amigos que nos han acompañado empiezo a escribir las primeras líneas del primero de los artículos que espero formen parte de nuestro blog. Una nueva sección surgida de una nueva experiencia viajera. Un viaje en época de pandemia COVID que iniciamos con miedo e incertidumbre. Sin embargo, en cuanto pusimos los pies en Egipto, nuestro gen viajero se desplegó y empezamos a disfrutar sin complejos.
Siempre nos gusta escribir un primer artículo con las primeras impresiones, aprendizajes y vivencias que hemos adquirido en cada uno de nuestros viajes. Nos encanta recoger esa lluvia de ideas que se amontonan en nuestra mente junto al maremágnum de sensaciones que te llevan a transformar un punto geográfico en un mapa en una realidad ya vivenciada y concreta.
Veníamos buscando el Egipto de los faraones pero hemos visto mucho más: el Egipto de la gente. Es el Egipto de las personas el que más nos ha impactado.
El Egipto de los faraones es espectacular, perdurable y eterno. Allí ha permanecido durante milenios y permanecerá en el futuro. Para siempre. En las pirámides de caliza, en los templos de arenisca, en los obeliscos de granito rosa de Aswan. Pero hay una cara b en este país -como en todas partes- y es una alternativa de fuertes contrastes, de grandes desigualdades, de un país desgobernado…
Primeras sensaciones tras viajar a Egipto
Egipto es un gran museo al aire libre
Egipto es un gran museo al aire libre. Apenas hemos podido ver aquellos lugares más turísticos a los que todos los visitantes acudimos cuando llegamos a Egipto por primera vez. Nos hemos quedado con ganas de descubrir otros muchos. Ojalá podamos volver para descubrir esos lugares menos masificados y tan atractivos o más que los que hemos visto.
El patrimonio del país es realmente increíble y merecería mucho más cuidado e inversión. Es cierto que estos lugares están cuidados y bien mantenidos – y limpios, una excepción en el país – pero los accesos se deberían mejorar para facilitar, especialmente, el trabajo de los guías. Las entradas se compran en las taquillas – no hay venta online – y cada día decenas de personas se agolpan en las ventanillas para comprar sus entradas. Visitantes y guías, todos intentan comprar y siempre hay colas. Es una locura.
Egipto es un enorme basurero
En Egipto la basura se amontona por todas partes. No hay – o no hemos visto – ningún sistema de gestión de residuos. Hay basura siempre: se amontona en las calles, en los solares abandonados, en los edificios derruidos, en la orilla de los canales de riego que distribuyen el agua del Nilo por los campos de cultivo…
Todo parece que se esté desmoronando en Egipto
Venimos a Egipto empujados por las imágenes de los templos, de las tumbas, de los mitos… Pero eso nada más representa una pequeña parte del país. Un país de 100 millones de habitantes que se desarrolla desordenadamente aambas orillas del río Nilo.
Las construcciones de viviendas parece que acaben de sufrir los efectos de un terremoto. En los pueblos, humildes casas de ladrillo y adobe cobija a las familias. En las ciudades, muchos edificios dan miedo porque están tan abandonados que se caen a pedazos. Otros muchos están a medio hacer porque, habitualmente, se levantan los edificios pero no se terminan. Se compran simplemente con la obra de hormigón acabada: el alicatado, la luz, las tuberías para el agua, etc… todo queda por hacer y corre a cuenta del comprador que podrá hacer la obra a su gusto…que será responsable
Egipto es un gran mercado
En cada rincón, en cada puerta, en cada calle, se vende algo. Y para los turistas también, todo se vende, pero a precio de turista. El regateo es una actividad habitual pero se mueve en dos planos, el de turistas y el de locales.
Nos gustaría pensar que hemos organizado un viaje que ha permitido a unas cuantas personas cobrar un precio justo por el trabajo que han hecho para mostrarnos los lugares más bellos de su país. Hemos tenido la suerte de contar con un guía estupendo, que siempre he estado dispuesto a ayudarnos y que creo ha cobrado un precio justo y adecuado por el trabajo que ha hecho. Nos ha ofrecido un servicio de calidad y nos ha hecho sentir siempre cómodos junto a él y a las otras personas que nos han acompañado en algunas actividades.
Las actividades en Egipto no son baratas y eso hace que el presupuesto se dispare. Al final, ya sea con agencia, con guía local o por libre, tienes que pagar la entrada a los lugares que visitas y acaba siendo bastante dinero.
En Egipto se come muy bien
Llegamos pertrechados con un buen botiquín de antidiarreicos y suero fisiológico “por si las moscas” pero no nos ha hecho ninguna falta. Hemos comido gran variedad de platos, de comida local e internacional, muy bien guisados y sabrosos, algo picantes algunos, pero no hemos tenido problemas estomacales. Es cierto que no hemos comido en puestos callejeros, pero sí en locales sencillos y siempre nos han atendido de maravilla. Si eres vegetariano, te vas a sentir muy felz en Egipto porque la variedad de verduras frescas y cocinadas es de gran calidad.
Los alojamientos suelen ofrecer el desayuno incluído en el precio de la habitación y son muy completos: plátanos, yogures, pan, queso, huevos, puré de lentejas, pepino, tomate… A parte suele ir el café, especialmente si lo quieres expresso. Pero habitualmente ofrecen té o café soluble.
El Cairo y Alejandría merecen una visita
No sé si es una afirmación o mejor sería una pregunta. No es fácil decir que El Cairo y Alejandría merecen una visita porque hay tantos lugares fascinantes que preferiríamos dedicar más tiempo a visitar los alrededores de Luxor y otros lugares del Nilo, o bucear en el Mar Rojo, o hacer un roadtrip por el oasis de Siwa o el Desierto Blanco. Estos lugares son mucho más hermosos, sin duda, y reconfortan más al viajero.
Pero si tu afán es conocer Egipto, el Egipto de la gente, te aconsejamos que dediques al menos una jornada a Alejandría y uno o dos días a la ciudad de El Cairo (además de uno o dos días más a las antiguas pirámides del imperio antiguo).
Egipto es un país muy militarizado
El ejército y la policía son elementos omnipresentes en Egipto. Tendrás que hacer muchos controles para ir a cualquier lugar. Controles rutinarios que parecen absurdos. Y te sorprenderá ver tanta gente “sin hacer nada” cuando a tu alrededor verás tantos pequeños o grandes problemas por resolver.
Las carreteras en Egipto se cierran con la puerta de sol y no se vuelven a abrir hasta que amanece. Esto condiciona los traslados de mercancías y de personas. No se puede – o no se debe – salir de las ciudades por las noches. Todo está planificado para estar en los puntos de control a la hora en que abren.
En aeropuertos, en zonas arqueológicas, en museos, para entrar en algunas cafeterías o restaurantes… En todas partes hay controles de personas y equipaje, escáneres de detección de metales o se cachea a las personas en algunos accesos. En muchos lugares hay que registrarse al pasar y los conductores de transporte de turistas deben indicar a quién trasladan y para qué. Un rutina tediosa que se supone es para “nuestra seguridad” pero en realidad parece más para “ser controlados”.
El Mar Rojo es un tesoro indescriptible
Sin palabras. Es imposible describir la belleza que hay bajo las aguas del Mar Rojo y que es accesible para cualquier nadador poco habituado al buceo. Solo hay que caminar unos metros por las pasarelas de acceso al arrecife y… allí esta es mundo submarino ante tus ojos. Las aguas son tranquilas y siempre matienen una temperatura agradable. En diciembre y enero es cuando más frías están pero rondan los 24ºC. Nadamos sin problema y disfrutamos descubriendo el inmenso teroro que ocultan sus aguas. Nos lo habían dicho pero, una vez allí compruebas que la realidad supera a la mejor imagen que te pudiste hacer antes de llegar.
Nosotros estuvimos en Sharm el-Sheikh, una pequeña población en el extremo sur de la Península del Sinaí. Aquí, hace unos años, no había nada más que un pequeño pueblo de pescadores. Hoy en día se desarrolla una densa red urbanística que busca alojar a turistas europeos y rusos. Apartamentos en complejos de más o menos lujo separados y aislados de los barrios para egipcios y beduinos.
Nos ha encantado viajar a Egipto en diciembre
Tras nuestro breve paso por Dubai a finales de agosto teníamos claro que no iríamos a Egipto o otros lugares del norte de África en verano. El verano en el mediterráneo es exigente, pero, en la costa sur y más allá, aún más. Si a eso añades la proximidad del desierto y de los vientos cálidos y secos que vienen de allí, se generan temperaturas extremas insoportables.
En diciembre hemos encontrado temperaturas diurnas muy agradables siempre rondando o superando los 20ºC. El sol y su radiación eran muy agradables y siempre hemos estado cómodos con este clima primaveral. Algunos días hemos tenido 24-25ºC pero con brisa fresca muy agradable.
El cambio era drástico al ocultarse el sol y entonces hemos vestido nuestros forros polares y plumíferos finos cómodamente. No hemos bajado de 8-9ºC en el Nilo por la noche y, en el Mar Rojo, las temperaturas rondaban los 15ºC por la noche.
Si pudiéramos volver a viajar a Egipto, no dudaríamos en ir en diciembre aprovechando las vacaciones escolares. Si pudiéramos elegir, nos gustaría venir en octubre-noviembre, o en primavera, pero tenemos claro que no recomendamos viajar en verano a Egipto. Intentamos imaginar un viaje tan intenso con temperaturas rondando los 40ºC y siempre bajo el intenso sol… y no dudamos que debe ser una dura prueba de resistencia.
Hasta aquí nuestras primeras impresiones tras viajar a Egipto. Un destino fascinante que te deja con ganas de mucho más. Un país al que nos gustaría regresar porque nos ha entusiasmado por su interesante historia y su patrimonio monumental. Un país que también nos deja consternados por su realidad social. Un país que nos gustaría descubrir más allá de las ruinas: sus oasis, sus desiertos, sus huertas bajo los palmerales… Muchas cosas interesantes que han quedado para la próxima ocasión.
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Presupuesto de un viaje viaje a Egipto en familia
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15 días de viaje en Egipto: ruta y consejos viajeros
Tengo un ilusionante sentido de la vida. Estoy convencida de que las personas podemos cambiar el mundo trabajando personal y localmente a través de proyecto colaborativos. Me gusta compartir con mi familia experiencias motivadoras y enriquecedoras. Y difundir algunas de ellas en este blog sobre «nuestro viaje por la vida».
Me ha encantado vuestro artículo. Describe perfectamente la idea que traje yo de mi visita a Egipto en el año 2023.
Yo ansiaba encontrarme con el imperio de los faraones, el valle de los reyes y las Pirámides (maravillas del mundo antiguo y moderno). Lo vi si,, pero no lo disfruté por toda la miseria que lo rodeaba, la pobreza del sur de Egipto, el caos del Cairo, y todo lo que habeis descrito claramente…
Muchas gracias por explicarlo tan bien y por compartirlo
Hola Carmen, efectivamente, Egipto es un país de grandes contrastes económicos y sociales. La «vida real» tiene poco que ver con los complejos turísticos, los cruceros y los grandes hoteles. Sin duda, el verdadero viaje, no solo implica visitar esos lugares emblemáticos y maravillosos que nos dejó la antigua civilización egipcia. Además hay que echarle un vistazo y dedicar una parte de nuestro tiempo a descubrir cómo vive la gente en la actualidad, conocer un poco sus necesidades, sus deseos y sus sueños.