Alsacia es una de esas regiones de Francia que te enamoran, te cautivan, te atrapan. Como os contamos en este post, Alsacia está llena de atractivos por sus bellos pueblos, su historia, su gastronomía y su historia. Además, la ciudad de Estrasburgo ofrece muchos lugares de interés para visitar con niños. En cualquier época del año es especial porque muestra unos colores diferentes y hay celebraciones únicas: la cosecha, la Navidad, el verano colorido y alegre… Sin embargo, cuando visitas un lugar como el Sitio de Vieil-Armand o Memorial Hartmannswillerkopf, comprendes que no todo es «de color de rosa».
Alsacia es una región de historia muy interesante y compleja. Situada en el gran valle del río Rhin, limitada al oeste por las montañas de los Vosgos y al este por la Selva Negra y los Alpes, Alsacia ha sido siempre territorio en disputa para las actuales Francia y Alemania. Guerras y represalias, familias separadas y vueltas a unir, una cultura mezclada entre las influencias germánicas y galas. Con un idioma propio -aunque muy minoritario-, aún hoy, cuando viajamos por Alsacia, sentimos que en cierta medida estamos en un territorio germano.
El 11 de noviembre del 2018 se han cumplido 100 años de la firma del armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial. Una guerra terrible que provocó la muerte de millones de personas. Ese día, Alsacia volvió a formar parte del territorio francés, cuando Alemania tuvo que cederla tras el armisticio. Un episodio más en las idas y venidas de este territorio que, a lo largo de su historia, ha ido botando de un lado a otro de la frontera, como «una pelota en un campo de tenis».
Como territorio de fronteras, aquí se han producido muchos conflictos terribles en la historia de Europa y, uno de ellos, es el que conmemora el Memorial Hartmannswillerkopf que nosotros visitamos durante nuestra estancia. Durante los años que duró la I Guerra Mundial, la linea de combate apenas se movió en este territorio, sin embargo, el sufrimiento y la muerte de miles de soldados fueron elevadísimos.
Cuando viajamos por Europa, en muchos pueblos y ciudades encontramos monumentos que recuerdan a los muertos y desaparecidos en las contiendas europeas. Además, al viajar, descubriréis muchos cementerios inmensos. Son muy conocidos los que visitamos en nuestro viaje a Normandia, pero se encuentran en muchos otros lugares. Son lugares que sobrecogen. Pero el Memorial Hartmannswillerkopf está situado en pleno cambo de batalla y, recorrer las montañas cercanas impresiona porque puedes recorrer el lugar en el que todavía hay muchos restos de lo que fue el frente de la I Guerra Mundial.
¿Qué váis a encontrar en el Memorial Hartmannswillerkopf?
Si habéis visto la película de Charles Chaplin «Armas al Hombro» podéis entender mejor qué suponía para los soldados vivir en aquellas terribles condiciones durante semanas, meses… años, si tenían la suerte de sobrevivir. En estas montañas vais a poder visitar:
- El Monumento Nacional que recuerda a los soldados muertos y desaparecidos
- El campo de batalla: recorrer las trincheras, búnquers y escondrijos
- Conocer el museo histórico inaugurado en el año 2016
Los bosques son preciosos y cuesta hacerse una idea de cómo debía ser el lugar durante la contienda pues quedaron completamente devastados. En aquella época Alsacia formaba parte de Alemania y, por este motivo el ejército alemán desplegó una compleja red de trincheras y búnquers en la zona. Construídos a conciencia, los muros se construyeron a «prueba de bombas». En el lado francés, sin embargo, no disponían de los mismos medios ni de los suministros necesarios, es por ello que el frente francés se aprecia mucho más precario.
Hay varios senderos en el recorrido Watwiller/Hartmannswillerkof que puedes seguir para conocer cómo era el frente de batalla de los ejercitos francés y alemán. Nosotros caminamos unos 3 km hasta el monumento que hay bajo la cruz, en la cima que domina todo el valle del Rhin. El recorrido es muy cómodo e, incluso, divertido para los niños porque se pasa por túneles, búnquers y escondites. Sin embargo, a cada momento, nosotros aprovechábamos para explicarles y recordárles que era todo aquello. La guerra no es un juego de niños, por mucho que a los niños les encante jugar a guerras. ¡Ójala solo fuera un juego de niños!
Tras visitar el memorial y los senderos ocultos en el bosque, es interesante visitar el museo inaugurado el 10 de noviembre de 2017. Una gran lección de historia que siempre nos gusta incorporar a nuestras experiencias viajeras. Tras esta visita, nuestras conversaciones con Ernest y Ferran estuvieron plagadas de preguntas sobre el sentido del Memorial Hartmannswillerkopf y sobre otros detalles de la guerra. Lamentablemente, el mundo sigue estando lleno de conflictos que nos gustaría ver desaparecer para siempre.
Durante nuestro viaje a Francia en el verano de 2018, además de visitar el Memorial Hartmannswillerkopf visitamos la Provenza y Alsacia entre otros lugares. Puedes encontrar más información sobre nuestros viajes a Francia aquí.
Tengo un ilusionante sentido de la vida. Estoy convencida de que las personas podemos cambiar el mundo trabajando personal y localmente a través de proyecto colaborativos. Me gusta compartir con mi familia experiencias motivadoras y enriquecedoras. Y difundir algunas de ellas en este blog sobre «nuestro viaje por la vida».
Está tal cual lo dejarían, parece un escenario de película, pero la realidad es tan cruel que supera la ficción. Hay que conocer la historia y está plagada de momentos tan desagradables como las guerras. Me parece muy educativo este tramo del viaje y concienciar a los peques de lo devastadora que puede ser una guerra.
Me lo apunto para cuando vayamos a la Alsacia, que tengo unas ganas terribles.
Un abrazo.
Siii!!! Totalmente de acuerdo. No podemos perder la perspectiva. Cuando visitamos ciudades o parajes naturales espectaculares no debemos evitar conocer su pasado. La historia forma parte de esos lugares y, sin ella, no tiene sentido. Ciudades destruídas por bombardeos, bosques arrasados en una batalla, personas y familias desechas… Nos gusta compartir esto con nuestros hijos. Viajar es un gran aprendizaje. Un fuerte abrazo!