¡MAMÁ! ¿CUÁNDO LLEGAMOS? Y OTROS 14 MITOS SOBRE VIAJAR CON NIÑOS

Primeras tardes de juego en Santiago (Chile, 2013)

Primeras tardes de juego en Santiago (Chile, 2013)
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La altura de las cataratas alzanza los 40 m
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Niagara Falls es una ciudad hecha por y para el turismo. En realidad son dos ciudades homónimas, hay un Niagara Falls en USA y, al otro lado del río, está la Niagara Falls de Canadá. Ambas coinciden en su diseño al albergar grandes hoteles y casinos para ofrecer a los visitantes algunos «complementos» en su viaje y, sobre todo, lugares en los que gastar dinero. La idea es disfrutar en las cataratas del Niágara.
Para llegar hasta allí lo más cómodo es tomar un vuelo de una hora desde New York City o desde Boston. Nosotros preferimos alquilar un coche en Boston porque queríamos recorrer relajadamente los estados de New York y Massachusetts para conocer un poco más en profundidad la región. Así que, sin prisas, disfrutamos de los extensos bosques y campos de cultivo, de esos inmensos monocultivos de maíz, soja y sorgo que yo detesto. Los detesto porque sé que implican el uso de toneladas de plaguicidas. Sin embargo, el paisaje era bonito. Bellas granjas con enormes silos y graneros de color rojo, gris y anaranjado. Bosques de robles y arces americanos atravesados por ríos y arroyos. El viaje fue delicioso. Dormimos en un par de moteles y recorrimos los más de 700 km que separan Boston de Buffalo sin prisas.
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Panel de indicaciones en los jardines de Niagara Falls
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Washington is different y, la verdad, nuestra llegada a la ciudad fue chocante y diferente. Sin saberlo, habíamos previsto alojarnos en uno de los barrios más problemáticos de la ciudad: Anacostia, al sureste del centro. Al llegar, y darle al taxista nuestra direción… nos miró y nos advirtió de la peligrosidad del barrio: «la policia hace redadas por las noches y dispara a la gente«. ¡Menudo comentario para unos recien llegados! Nos miramos con cara de «my God!» y seguimos adelante.

El atardecer regala imágenes preciosas del Capitolio
Indagando averiguamos que antiguamente, en los tiempos de la esclavitud, aquí estaban las zonas de cultivo donde los esclavos trabajaban en las plantaciones de tabaco. Situado a las afueras de la ciudad, al sur del río Anacostia, hoy sigue siendo un barrio poblado por afroamericanos enteramente y es cierto que nos sentíamos permanentemente observados como si fuesemos marcianos acabados de llegar a este planeta. Sin embargo, tras la intimidación inicial, nos sentimos cómodos y felices de haber conocido esta zona de la ciudad. Visitamos el barrio sin problemas y resultó tener un valor histórico muy importante.

Douglas se retiraba a esta casita para escribir y reflexionar
Mira hacia lo alto y sorpréndete. A cada paso que des en la Gran Manzana te vas a sorprender. El diseño de Nueva York es único y, aunque creas que no lo es, cuando dejes la ciudad te darás cuenta. La echarás de menos, añorarás esta ciudad. Cada barrio y cada rincón guardan sorpresas para el viajero deseoso de impregnarse con el espíritu dinámico de New York. Aparentemente nada tienen en común el Barrio Chino y Greenwich Village, el Financial District y Upper West Side, el Bronx y Brooklyn, pero todos se conectan entre sí creando un continuo de ambientes interesantes y particulares. La sensación es que siempre estás alucinando en la Gran Manzana.

Vistas de la ciudad desde Brooklyn
Observando a los newyorquinos en Central Park
Con la mochila a la espalda decidimos nuestra ruta para estos días en la ciudad. Es difícil perderse en una ciudad tan cuadriculada y ordenada. Es sencillo utilizar el metro cuya información puedes descargar en la web oficial y utilizar el mapa en tu móvil con toda comodidad.
Nada más llegar a Nueva York una se siente desbordada por toda la energía que aquí fluye incesantemente. Son tantas las personas, hay tanto tráfico, son tantos los turistas… Taxis, autobuses, camiones enormes y, desde hace un tiempo, cada vez más bicicletas y algunas zonas peatonales. Central Park consigue canalizar toda esa actividad a través de los caminos y senderos que actúan como un filtro purificante para todos los que se pasean entre las sombras de sus hermosos árboles o descansan sobre las extensas zonas de fresca hierba.

Paseando por las avenidas de Nueva York
Los sonidos de la ciudad se amortiguan y los rascacielos desaparecen. Cuando viajas a Nueva York en verano, el calor va a ser uno de tus enemigos. Planificar actividades «indoor» te va a ayudar a disfrutar de la ciudad sin tener que sofocar el calor y el bochorno de esta ciudad.
Hay muchas maneras de preparar «un viaje por libre», es decir, un viaje en el que ninguna agencia o empresa especializada organiza tus desplazamientos, actividades y horarios y tampoco establece los lugares donde dormir, comer o comprar. El viaje por libre por excelencia es aquel en el que el viajero sale de casa con muy pocas decisiones tomadas, quizá únicamente la región del mundo que quiere descubrir y, a veces, ni eso. Ese viajero no suele llevar una guía de viajes en la mochila y se deja llevar por los acontecimientos y experiencias que el periplo va suscitando.
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