Hoy os vamos a contar nuestra visita al Smithsonian Museum en Washington. Viajar a Washington es un regalo. Así os lo explicamos en nuestro post Washington is different. En nuestro viaje a Estados Unidos en el verano de 2015, teníamos claro que queríamos conocer la capital federal. Habíamos estado en Nueva York en otras ocasiones y era la primera vez que salíamos de la Gran Manzana, era la primera vez que poníamos nuestros pies fuera de la ciudad de los rascacielos y, sin duda, era inevitable hacer comparaciones. Washington es la ciudad de los grandes museos, grandes museos gratuítos, en los que todo el mundo encontrará un lugar en el que aprender y disfrutar. Sin duda, el Smithsonian Musem en Washington fue, para nosotros, uno de los más especiales.
El Smithsonian National Air and Space Museum tiene dos sedes: una en Washington DC y otra en Chantilly (Virginia). Lo primero que te llama la atención cuando accedes a sus instalaciones es la cantidad de personal voluntario -personas mayores jubiladas- que ayudan e informan a los visitantes. La otra cosa positiva es que la entrada es gratuíta y que la información está muy bien explicada, con multitud de salas en las que se puede interaccionar con algunos de los elementos de las diversas exposiciones. Puedes sentirte como un astronauta en la Luna, un meteorólogo dando las noticias del tiempo a través del canal de televisión del museo o como un físico experimentando en diversos procesos. Ernest y Ferran lo pasaron genial y, nosotros también.
En el Museo Smithsonian de Washington el hilo conductor de la visita es una viaje a través de la historia de la aeronáutica. Desde los primeros aviones de madera y tela a los increíbles transbordadores que llevaron al ser humano a la Luna. ¿Cómo logramos en a penas 60 años dar ese paso? Es realmente increíble. Hasta la segunda década del siglo XX parecía imposible que nadie subiese en un avión para viajar largas distancias pero todo cambió rápidamente.
LA CARRERA ESPACIAL Y LA LLEGADA A LA LUNA
La llegada del ser humano a la Luna se produjo gracias al Programa Apolo, concretamente con el APOLO XI el 16 de julio de 1969, y en el Smithsonian Air & Space Museum podemos encontrar una réplica exacta del módulo lunar y mucho detalles de todo el proceso que permitió el entrenamiento y la preparación de este alunizaje.
También son muchas las referencias a la gran competencia entre la URSS y USA que llevó a la carrera espacial durante los años ’60 y ’70 del pasado siglo. Satélites espaciales, animales, humanos… todo fue lanzado al espacio intentando dar, cada país, un paso más grande en la conquista del espacio exterior. Finalmente, el 17 de julio de 1975, se produjo el acomplamiento entre la nave Apollo y la Soyuz, representando este momento el final de la carrera espacial. En el Museo Smithsonian de Washington encontramos también una réplica que permitió trabajar para conseguir este hito en el espacio.
Cada 1 de febrero, en el Museo Smithsonian de Washington, hay un momento para recordar el trágico accidente del transbordador Columbia. Hace unos días se cumplieron 15 años de este impactante suceso que supuso un antes y un después en la historia de la navegación espacial para Estados Unidos. Algo similar había ocurrido con el accidente del Challenger en enero de 1986. Y es que, si algo nos enseña conocer los hitos de la investigación aeronáutica es que el ser humano siempre está «jugando» al límite entre la vida y la muerte en estos proyectos.
LOS SATÉLITES ARTIFICALES Y LA INVESTIGACIÓN
En la actualidad, los satélites artificiales han cambiado nuestra vida por completo. Desde la meteorologia, la búsqueda de recursos naturales, el estudio del cambio climático, el uso de gps o la comunicación entre los habitantes de nuestro planeta. Cientos de satélites nos informan cada día y nos facilitan nuestra existencia. También se han convertido en un arma al servicio de las maniobras militares y «de defensa», en un control de los movimientos migratorios y, además, en basura espacial que supone cada día un mayor problema.
LA HISTORIA DE LA AVIACIÓN Y LOS GRANDES VUELOS TRANSOCEÁNICOS
Antes de Leonardo da Vinci, ya muchos seres humanos soñaron con volar. Desde la mitología griega con mitos como el de Dédalo e Ícaro hasta el sigo XIX, muchas personas arriesgaron su vida para poder planear en el aire como grandes aves. Investigación y saltos al vacío, múltiples aparatejos que pretendían intentar mantenernos en el aire por unos minutos. Hoy en día hemos conseguido planear dulcemente con sencillas alas delta y parapentes o alcanzar el espacio exterior como potentes cohetes.
Aprender un poco más sobre los primeros vuelos tripulados transoceánicos y conocer la aventura del Spirit of St. Louis es otro de los grandes recuerdos que conservamos de nuestra visita al Smithsonian Museum en Washington. El vuelo de Charles Lindbergh fue un gran acontecimiento que unió, en 1927, la ciudad de Nueva York con París. Se recuerda como el primer gran vuelo en Estados Unidos pero, lo cierto es que, el primero en cruzar fue un vuelo portugués que unió Lisboa con Río de Janeiro en 1922 y, posteriormente, el español Ramón Franco voló desde Palos de la Frontera a Buenos Aires en 1926.
Amelia Earhart fue la primera mujer que logró hacer este vuelo en solitario en 1932 y su avión Lookheed Vega 5b está en una de las salas del museo junto a los detalles de su increíble biografía. Una historia que podéis conocer mejor gracias a la película Amelia protagonizada por Hilary Swank. En ella conoceréis los detalles de su personalidad, su vida única e irrepetible que casi logró ser la primera persona en dar la vuelta al mundo con su avión Electra. Sin embargo, desapareció en medio del Pacífico. Un error en su posición y la falta de combustible, le impidieron llegar hasta el punto que le indicaba un guardacosta estadounidense. Su desaparición supuso una gran conmoción en su país, era una de las mujeres más admiradas de su época. Nos gustó mucho que el Smithsonian Museum en Washington dedicara una sección de su exposición a esta azaña.
Con el Space Ship One se dió, en el 2004 un nuevo paso en los vuelos turísticos o privados tripulados. Esta nave superó los 100 km de altitud y en ella viajarón un piloto y dos pasajeros. Para poder volar, primero es elevada en otra nave hasta 15 km de altitud, ya por encima de la troposfera. ¿Os gustaría hacer un vuelo de este tipo?
SALAS DE JUEGOS Y APRENDIZAJE INTERACTIVO
En el Smithsonian Museum en Washington es posible aprender en muchas salas especializadas en el aprendizaje interactivo para niños y adultos. Todos podemos manipular, jugar y participar con diversas maquetas y instrumentales que introducen en diversas áreas del saber científico. Las corrientes marinas y de aire, las estrellas y las constelaciones, la historia con referentes a grandes sabios como Galileo, experimentar sensaciones como si estuvieses en la Luna o imaginar cómo sería ver la Tierra desde la Estación Espacial Internacional.
ALGUNOS CONSEJOS:
- Entrada gratuíta como otros muchos museos de la ciudad
- Hay zona de comidas en el museo pero sólo sirven «fast-food» así que aconsejamos llevar tu propio picnic y agua
- Necesitarás al menos una larga mañana para ver todas las exposiciones
- La información está en inglés pero dispones de una aplicación para tu móvil que puede ser de interés
- Consulta la web del Smithsonian Museum en Washington para conocer todas las novedades antes de ir
Tengo un ilusionante sentido de la vida. Estoy convencida de que las personas podemos cambiar el mundo trabajando personal y localmente a través de proyecto colaborativos. Me gusta compartir con mi familia experiencias motivadoras y enriquecedoras. Y difundir algunas de ellas en este blog sobre «nuestro viaje por la vida».
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