Llegar hasta Ushuaia fue agotador. Cambiar de residencia implica un nuevo esfuerzo de intendencia: hay que deshacer maletas, localizar una tienda para hacer la compra de alimentos básicos, conocer el nuevo albergue, sacar dinero pues hemos cambiado de moneda, entretener a los niños mientras hacemos estas actividades poco entretenidas, ubicarnos en un nuevo espacio… Además, el nivel de estrés en una ciudad es mayor, los coches, los semáforos… Aquí hay que estar pendiente de muchas cosas, sobre todo hay que estar más pendiente de los niños; en Puerto Williams sólo había que preocuparse de no pisar las cacas de los caballos… Ahora ya estamos en Ushuaia y empieza una nueva etapa de este viaje.

Ushuaia Canal Beagle

Vistas del Canal Beagle desde las montañas de Ushuaia

Después de un merecido descanso en el Hostal Yakush – situado en la calle principal de Ushuaia – hemos empezado el día con fuerzas renovadas. Ilusionados con esta nueva etapa y todavía con la presencia intensa de los días anteriores en nuestra mente. 

Antigua prisión de Ushuaia: Museo Marítimo

En nuestro primer día en Ushuaia, visitamos el Museo Marítimo de Ushuaia que se ubica en el antiguo presidio. Las exposiciones tratan diversos temas todos relacionados con el origen de esta ciudad. Ushuaia era el nombre que daban los indios a esta zona de la costa sur de la isla de Tierra de Fuego. Los primeros habitantes europeos fueron misioneros anglicanos que se establecieron aquí en la segunda mitad del siglo XIX. Pero el poblamiento definitivo llegó en 1896 con el traslado de la prisión que había en la Isla de los Estados a estas tierras por razones «humanitarias». Fueron los mismos presos los que construyeron esta prisión.

Antigua prisión de Ushuaia

Para qué explicaros cuáles han sido nuestras sensaciones visitando este lugar, podéis imaginarlas… Sobre todo el Pabellón I que se conserva en las mismas condiciones de antaño. El resto, remozado y mejorado, ofrece al visitante mucha información interesante sobre la historia del lugar, los primeros viajeros, las expediciones a la Antártida. Ahora algunas galerías se han transformado en galerías de arte… Desde luego, un uso mucho más adecuado.

Nos ha parecido desagradable algunos de los souvenirs que se podían comprar en la tienda y que hacían referencia jocosa a la posibilidad de que el turista pudiese dar testimonio de haber estado aquí, no como visitante, sinó como criminal encerrado en aquella época: diplomas, ropa imitando los uniformes de los prisioneros, la posibilidad de hacerte una foto como si estuviesen en una celda, etc. Los delitos cometidos por aquellas gentes debieron ser horribles, pero las condiciones en las que debieron vivir  no deben ser tomadas a la ligera. La falta de libertad de tantas personas aún hoy en día es una realidad muy triste para ellos, sus familias y todos nosotros.

Ushuaia Museo Marítimo

Algunas zonas de la antigua prisión se han reconvertido en salas de exposiciones

Las montañas de Ushuaia: el Glaciar Martial

Dyrante estos días también nos hemos acercado a las montañas que rodean Ushuaia. Si hay algo destacable en esta ciudad es, sin duda, su emplazamiento. Situada al nivel del mar y en menos de 5 km, la cordillera ofrece espacios alucinantes, glaciares, pistas de esquí, bosques de lengas, lagos color turquesa…

Esta noche ha llovido pero el día ha amanecido con un sol y un cielo increíbles. Hemos pedido un poco de información porque en la guía no quedaba muy claro cómo se hace el acceso al glaciar Martial y hemos llamado a un taxi para llegar a la base del telesilla. Una vez allí Ernest se ha negado a subir en esas «sillas voladoras». No ha habido manera de convecerle así que nos hemos decidido por subir a pie.

Desde el estacionamiento para taxis, la subida al Glaciar Martial era fácil. El camino era cómodo y ha resultado más corto de lo esperado pero, nuevamente, por un error en la información que nos habían dado, no llevábamos la mochila para Ferran. Aunque ha caminado un buen trecho al final Pau ha debido llevarlo a caballito. 

Hemos almorzado junto a la caseta del telesilla justo cuando ha empezado a nevar y a hacer un viento increíble. A pesar de eso, hemos seguido subiendo para alcanzar las primeras nieves. De nuevo ha salido el sol pero el viento era tremendo. Ya de regreso Ferran se ha dormido y Pau ha accedido a bajar con el telesilla mientras yo regresaba a pie porque Ernest seguía negándose a experimentar este nuevo medio de transporte… 

A pesar de los pequeños contratiempos, la escapada ha resultado estupenda. Las montañas siempre ofrecen buenas recompensas… Y en Ushuaia son maravillosas. Ya en el hostel, mientras os escribo, alucino viendo jugar a Ferran con una niña holandesa de 4 años a la que explica cómo hacer su puzzle. Y cada uno hablando en su idioma!

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