En nuestro viaje De Tierra de Fuego a las Galápagos planteamos diversas etapas largas para saborear los diversos lugares que íbamos visitando. Normalmente estancias de más de una semana que nos ayudaban a seguir un ritmo «slow travel». En esos lugares compartíamos la vida cotidiana con otras personas y, algunos días, hacíamos algo de turismo. Durante los 15 días que estuvimos en el desierto de Atacama con niños, dedicamos 2 o 3 días a conocer San Pedro, 4 o 5 días a hacer excursiones y, el resto del tiempo estuvimos en el Ayllu de Coyo descansando.
Muchas veces nos preguntan por qué estuvimos tanto tiempo en Chile si, en 6 meses, podíamos haber visitado muchos más lugares maravillosos en Sudamérica. Y es cierto, pero ese no era nuestro objetivo. Nuestro deseo era estar juntos, vivir en familia los primeros años de nuestros hijos era el mejor regalo y salimos a viajar para alejarnos de las obligaciones cotidianas y, así, desconectar para poder conectar con nosotros mismos. Como os contamos en el post anterior, fue muy sencillo organizar nuestros 15 días en el desierto de Atacama con niños. Ahora os contámos qué hicimos en el desierto de Atacama con niños.
Actividades para familias en el desierto de Atacama con niños
Visitar Atacama con niños por libre es sencillo y viable. Es más, es muy recomendable. Reservamos unos cuantos días para recorrer los alrededores de Atacama planificando recorridos que no supusiesen más de 2 horas de trayecto en coche de ida (y otras 2 de vuelta). Siempre nos adaptábamos a las siestas y hacíamos paradas en lugares diversos. En el MAPA DE NUESTRA RUTA tenéis los detalles de los lugares citados en este artículo.
Todos los espacios naturales son de libre acceso -o lo eran en el momento de nuestro viaje- y solo pagamos entrada para visitar algunos museos en San Pedro y la Aldea Tulor. En la Aldea Tulor hay además actividades en algunos momentos de la semana y talleres.
Jugar con la arcilla y dibujar en las costras de sal
Sin duda esta fue la actividad que más disfrutaron Ernest y Ferran. Casi cada tarde íbamos al cauce seco del río San Pedro a jugar con la arcilla y a dibujar en los costrones de sal. Obras de arte efímeras que creábamos libremente. Además los paseos observando el volcán Licancabur al atardecer nos llenaban el alma. Además, jugaban con los niños del poblado y recorríamos las calles para ver a los animales y charlar con los vecinos.
Pasear por San Pedro de Atacama
San Pedro es un precioso pueblo de casas de adobe encaladas. De pequeñas puertas de colores y pequeños negocios. Ahora casi todos dirigidos a atender las necesidades de los turistas que lo visitan pero, también, hay tiendas utilizadas por los lugareños. Su iglesia y la plaza central son el punto de encuentro y el lugar con más encanto. Nos encantaba sentarnos en la plaza a saborear un refresco mientras los niños jugaban a subirse a los grandes árboles.
Cuando estuvimos allí pudimos visitar el bonito Museo Arqueológico Gustavo Le Paige en el que se conservaban restos arqueológicos de la cultura atacameña y «los abuelos», unas famosas momias milenarias. Lamentablemente, este museo fue cerrado posteriormente a la espera de construir un nuevo edificio. Otro lugar interesante es el Museo del Meteorito ubicado en dos sencillos iglús y que muestra algunos de los meteoritos que se han recogido en este desierto andino. Hay algunas piezas muy llamativas y la información es muy interesante.
Pucara de Quitor
A las afueras de San Pedro está el antiguo poblado de Pucara de Quitor elevado sobre un cerro. Su historia es impactante y triste. Allí se explica algo que ocurrió en tantos lugares de Sudamérica con la llegada de los soldados de la corona de Castilla y Aragón. El encuentro entre dos mundos, el sufrimiento, la muerte y desaparición de un modo de vida milenario. Este poblado pertenecía a una población agrícola y ganadera que criaba llamas y vicuñas y cultivaba la patata, el maíz y la quínoa. Este poblado-fortaleza está construído en varios niveles con muros de piedras de un bello color rojizo. Fue declarado monumento Nacional en 1982. Aquí podéis conocer más detalles sobre los horarios de visita y tarifas.
Valle de Toconao y Quebrada de Jere
A mediahora al sur de San Pedro está el pequeño pueblo de Toconao. A las afueras de este pueblo hay diversos valles o quebradas excavadas por las aguas torrenciales y del deshielo de la nieve en las cumbres de los Andes. Son verdaderos oasis ocultos entre estas montañas y páramos secos y salinos. En el Valle o Quebrada de Jere existen cuevas que fueron habitadas durante siglos y zonas de cultivo con especies únicas y endémicas de la región. Un sistema de canales permitía conservar y circular el agua para permitir el cultivo. Además, preciosas dunas de arena se acumulan en sus paredes y el conjunto del paisaje es espectacular.
Reserva Nacional de los Flamencos junto a la laguna Chaxa
Las aguas saladas que emergen sobre la superficie del desierto de Atacama en las zonas llanas han creado estas lagunas que son parada obligatoria para especies migratorias como los flamencos. Con una fauna adaptada a este ecosistema tan exisgente, podréis ver lagartijas y largartos de escamas blanquecinas, pequeños ratones de campo ocultos entre las rocas y, en el agua, la valiosa Artemia franciscana, un pequeño crustáceo que es la base de la cadena trófica que sustenta este complejo y delicado entramado de vida.
Pasar la mañana recorriendo los senderos y disfrutando de las lagunas mientras allí y allá los flamencos se alimentan y vuelan. Es un entorno en peligro porque la extracción de agua de los acuíferos por parte de las empresas mineras de la región está amenazando su existencia. Cada vez menos flamencos se detienen a alimentarse porque cada vez es menor la dimensión y profundidad de las lagunas. Los cristales de sal se amontonan y crean formas caprichosas. Una parada imprescindible si visitáis el desierto de Atacama con niños.
Laguna Céjar y laguna Piedra
Una de las imágenes típicas de las visitas a San Pedro de Atacama son los baños en las lagunas saturadas de sal que te permiten flotar como en el Mar Muerto. No podíamos perdernos esa experiencia con nuestros hijos y allá que nos fuimos. Sin preveerlo llegamos a las lagunas cuando ya se iban los últimos grupos de agencias. Fue una experiencia superdivertida que nos llevó hasta la puesta de sol. Tras el baño y los juegos en la laguna es imprescindible darse una ducha de agua dulce por lo que no olvidéis llevar algunas garrafas para eliminar el exceso de sal que facilmente forma costras de sal sobre la piel. Por supuesto, es mejor evitar introducir la cabeza en el agua.
Valle Arcoíris, Petroglifos y Río Grande
Una de las excursiones que más nos gustó fue recorrer la carretera B-207 desde San Pedro hacia Río Grande. Nos detuvimos en el Valle Arcoíris, cerca de Matancilla, para caminar observando las formas y colores de las paredes y sus cárcavas verticales. Además, fuimos a ver los Petroglifos en Hierbas Buenas un enclave en el que los afloramientos de rocas volcánicas, fueron aprovechados por los habitantes legendarios para dar rienda suelta a su imaginación. Llamas, zorros, flamencos, armadillos, soles y chamanes han quedado grabados en los petroglifos. Esta es la mayor muestra de arte rupestre de la región.
Valle de la Luna y Cordillera de la Sal
El Valle de la Luna ofrece muchos senderos y actividades. Nosotros elegimos aquellas que más se adaptaban a nuestros hijos. La más divertida fue recorrer las antiguas minas de Sal y subir a la Gran Duna pero sin pisarla. Hay que ser muy respetuoso y no salirse de los senderos. Este lugar es un monumento geológico y hay que ser muy cuidadoso. Las formas esculpidas en la roca por el paso del tiempo, las capas de colores caprichosos y la arena formando formas únicas. Realmente es un lugar increíble.
Pasamos horas contemplando este paisaje mientras Ernest y Ferran jugaban con sus cochecitos en la arena. Los colores cambiaban en el cielo y en las montañas en una sucesión de fotogramas increíbles. Para entrar al Valle de la Luna hay un control de acceso y pago de entrada durante una parte de la jornada, pero se puede acceder gratuítamente fuera de estos horarios. En general los visitantes llegan en excursiones organizadas desde San Pedro que está a 12 km.
Machuca y géiseres del Tatio
Subir a los Géiseres del Tatio era uno de nuestros grandes deseos. Planificamos nuestra estancia en Atacama dejando esta actividad para el final con el fin de favorecer nuestra adaptación y la de nuestros hijos a la elevada altitud. Tras 10 días en San Pedro sabíamos que era el momento óptimo. Por supuesto que no hace falta esperar tanto tiempo pero sí, al menos, 2 o 3 días antes de subir. Las agencias organizan la subida saliendo desde San Pedro a las 3 o 4 de la madrugada para llegar a tiempo de ver las fumarolas de los géiseres antes del amanecer.
Nosotros preferimos evitar darnos esta paliza así que planificamos nuestra experiencia de otra manera. Por la tarde nos desplazamos hasta el bonito pueblo de Machuca y dormimos en la pequeña posada del pueblo. Un lugar muy especial junto a los humedales andinos donde aves, llamas y vicuñas descansaban. AL día siguiente, nos levantamos a las 6 de la mañana y llegamos tranquilamente a los géiseres. ¡Fue alucinante! Y lo mejor, al ir con nuestro propio coche, pudimos quedarnos más tiempo y bañarnos en las lagunas cuando ya todo el mundo se había ido.
Es increíble como estos lugares pueden estar llenos de gente «en los momentos clave» y, pocos minutos después, se quedan en silencio y desiertos cuando todo el mundo desaparece. Ese es el momento perfecto. Todo el día por delante para disfrutar sin prisas, escuchar el burbujeo de las aguas termales, captar el impregnante olor de los vapores sulfurosas, mirar como cambian los colores y las tonalidades del cielo a través de la humedad…
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Y aquí concluye nuestro resumen de actividades en el desierto de Atacama con niños. Dos semanas que nunca olvidaremos. Esperamos que te animes a visitar este lugar del mundo tan mágico y especial. Chile es un destino perfecto para viajar con niños.
Tengo un ilusionante sentido de la vida. Estoy convencida de que las personas podemos cambiar el mundo trabajando personal y localmente a través de proyecto colaborativos. Me gusta compartir con mi familia experiencias motivadoras y enriquecedoras. Y difundir algunas de ellas en este blog sobre «nuestro viaje por la vida».
Muy buena la información, me encantó.
Tengo una pregunta, tus hijos se ven pequeños, los míos tienes 3 y 7 y al parecer no podré entrar con ellos a ver los géiser. Dice edad mínima 9 años. Cómo lo hicieron para ingresar, Conaf no puso ningún problema???
Hola Andrea, mis hijos tenía 2 y 4 años cuando fuimos a los géiseres del Tatio. Nosotros viajamos hasta allí por libre, con una pick-up alquilada y no tuvimos ningún problema para acceder. Pero.. fue hace 8 años y quizá las normas han cambiado… Qué pena! Lo revisaremos para actualizar la información en nuestro blog. Gracias por tu comentario.