La ermita de San Juan de Gaztelugatxe es uno de esos lugares emblemáticos de la costa de Bizkaia que aparece repetidamente en postales y guías de la región. Se ha convertido en un importante foco de atracción para turistas pero no por ello pierde su atractivo e interés. Situado en la preciosa costa vizcaina, los acantilados verticales muestran los estratos que se quiebran frente al mar mientras los bosques descienden hasta la costa. El mar Cantábrico luce espectacular y golpea las rocas despiadadamente o las lame con la subida y el descenso de las mareas.
Hasta hace unos años se podía bajar en coche hasta el punto de los dos arcos que une «el viejo castillo» con la península, pero en la actualidad no es así. Es quizá mejor porque, aunque supone un mayor esfuerzo, el paseo es maravilloso. Hay lugares para el descanso y mesitas para poder comer tranquilamente mientras nos admiramos observando la ermita o el imponente peñasco vecino, Akatxa Irla. Cuando llegamos a la pasarela de los dos arcos los niños reclamaron bajar a jugar al mar. La marea estaba baja y les atraía poderosamente así que, mientras ellos se quedaban a jugar acompañados por su padre, yo cumplí mi sueño de subir hasta lo alto de la peña.
Según pude leer en la ermita, parece que la fundación de este lugar viene del siglo XI y recibe el nombre de «Sancti Johannis de Castiello in territorio de Bakio et alia parte de Bermeio«. Fue monasterio y convento pero fue abandonado por los frailes en el año 1330. Todas sus reliquias y la documentacion se trasladó a Salamanca y de allí, parece que al Archivo Histórico Nacional de Madrid. En el año 1334, Don Juan Núñez de Lara se hizo fuerte en este peñón resisitiendo el asedio de Alfonso XI que intentaba usurparle el Señorío de Bizkaia. Alfonso no logró derrotar a los rebeldes y firmó finalmente un armisticio retirando sus tropas.
Esta ermita es lugar de rituales para pescadores y sus familias. Es habitual acudir a San Juan para pedirle al santo buena pesca cuando llega la temporada del atún. También se bendicen o bautizan las nuevas embarcaciones de Bermeo. Tras la ceremonia realizada por el sacerdote, la embarcación hace tres círculos en el mar y se realiza la «ceremonia mágica» prendiendo fuego a un «ramillete de flores de San Juan» que se lanza por la borda del barco al mar.
Además es un lugar de sanación y purificación medicinal y anímica. Las mujeres que no podían tener hijos llevaban un objeto referente a un niño ante la imagen de Santa Ana que allí se veneraba y, los niños logrados por su influencia se bautizaban «a la ventura», es decir, eran apadrinados por el primer hombre y mujer que encontrabam en el camino del santuario.
El día amaneció nublado pero poco a poco el sol fue encontrando paso entre las nubes. Los 24ºC y la humedad nos hacían sentir como en el trópico pero la brisa era fresca y agradable. No había mucha gente por lo que aprovechamos el momento para observar y escuchar a la naturaleza. La campana de la ermita repicaba cada dos por tres, cada vez que uno de los paseantes alcanzaba la cima y tiraba de la cuerda haciendo saber que había logrado su objetivo. Nosotros también, un gran día que ya podemos guardar como una nueva experiencia para toda la familia.
CONSEJOS PRÁCTICOS:
- El acceso es gratuito.
- La mejor manera de llegar es por la carretera BI-2235 que llega desde Gernika-Lumo a Bermeo y después seguir avanzando hacia el cabo Matxitxaco hasta encontrar los aparcamientos junto a la carrtera. Desde Bilbao hay que tomar la BI-631.
- Para acceder a la ermita, no sólo hay que subir más de 200 escalones, también hay que bajar por la antigua carretera que antiguamente daba acceso a los vehículos y que hay que recorrer a pie. Es un recorrido de bastante pendiente de algo más de 1,5 km – unos 3 km en total que pueden recorrerse con carrito si lo necesitas- por lo que es aconsejable llevar agua, protección solar y algo para comer -los más pequeños siempre lo agradecen- si piensas pasar un rato tranquilo.
- No hay baños, sólo una letrina al principio de la escalinata y otra en la ermita.
- Se puede bajar al mar si hay marea baja y disfrutar de las rocas por lo que es aconsejable llevar un buen calzado.
- Puedes completar la jornada visitando el Bosque Pintado de Oma o el Centro de Biodiversidad de Euskadi.
Tengo un ilusionante sentido de la vida. Estoy convencida de que las personas podemos cambiar el mundo trabajando personal y localmente a través de proyecto colaborativos. Me gusta compartir con mi familia experiencias motivadoras y enriquecedoras. Y difundir algunas de ellas en este blog sobre «nuestro viaje por la vida».
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