Tal y como se explica en la web del Bosque de Oma «El Bosque Pintado es una original experiencia artística que reflexiona sobre el espacio y las reglas del Arte, dentro de la magia que siempre esconde el bosque. Hay muchas maneras de mirar, tantas como personas«. Esta obra de Agustín Ibarrola sorprende al paseante-senderista aún esperando ser sorprendido. Hemos visto algunas imágenes del lugar a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, sin embargo, cautiva y admira al observador ávido de aprender, de sentir, de emocionarse… El observador ha de saber que «Antes de adentrarnos en el bosque, debemos recordar que somos nosotros los que tenemos que jugar a construir y destruir las formas, según el punto de observación que elijamos ante cada composición artística. Las formas y los colores pintados sobre el soporte cilíndrico de los pinos crean un «muralismo tridimensional» que juega a recrear composiciones planas en tres dimensiones.»
Y así hemos disfrutado junto a nuestros hijos que correteaban en busca de las señales que indicaban los puntos de observación marcados por el artista para intentar descifrar sus códigos de colores y formas. Rectas, curvas, colores… juegos visuales entre los bellos troncos de los pinos que se elevan hacia el cielo. Pero el visitante puede ir más allá, no es necesario limitarse a los puntos referenciados, se puede jugar entre los árboles, buscar otros puntos de vista y disfrutar del bosque respetuosamente, como siempre, sin dejar en el camino nada más que nuestras huellas.
El Valle de Oma es un lugar único. Sobrecoge por la serenidad que transmite. La presencia de sólo algunos caseríos y el hecho de que sólo los coches de los residentes estén autorizados a acceder al valle da al lugar un ambiente más sereno. Podrás escuchar los sonidos del valle, a los animales que pacen en los prados, observar los preciosos huertos y conversar con los pocos moradores de este lugar.
Ibarrola ha pintado más de 500 árboles en este lugar que ha pasado por diversas situaciones dificultosas que ha ido superando positivamente a lo largo del tiempo. Han sido necesarias diversas restauraciones y aún algunas zonas necesitan de su recuperación pero, a pesar de esto, el Bosque Pintado es un lugar bellísimo que debemos respetar y aprender a valorar. Ha sido un placer poder compartir juntos esta experiencia y os la recomendamos a todos. Una experiencia sencilla y apasionante que te hace disfrutar del entorno natural de una manera única.
INFORMACIÓN PRÁCTICA:
Cómo llegar y recorrido: acceder al Bosque Pintado es muy sencillo pero tendrás que caminar un buen trecho. Desde la ciudad de Gernika (Bizkaia) hay que dirigirse en coche -o en bicicleta- hasta Kortezubi en dirección a las Cuevas de Santinamiñe. En cuyo aparcamiento puedes dejar el coche. Ten en cuenta que la ruta es circular pero también puedes utilizar sólo una de las vías de acceso. Para llegar hasta el Bosque Pintado deberás caminar un trecho de casi 3 km pues está prohibido acceder en coche particular -aunque hay visitantes que se saltan la prohibición desconsideradamente. Existen dos caminos alternativos: el que recorre el valle hasta Oma que está asfaltado y puedes recorrer con un carrito de bebés sin problemas o bien una pista forestal. Hay algunas zonas de pendientes pronunciadas y es necesario llevar buen calzado. Si deseas hacer la ruta circular, te recomendamos empezar por la pista forestal y regresar por el camino asfaltado.
Entradas: es gratuíto y tampoco hay que pagar por dejar el coche en el párking.
Otros consejos: lleva agua fresca y algo de comer porque en total vas a caminar unos 7-8 km y vale la pena llevar merienda o almuerzo. En algunas zonas de la carretera de acceso da el sol así que no olvides el protector solar y una gorra.
Cuevas de Santimamiñe: no olvides visitar estas cuevas que son el yacimiento arqueológico más importante de Bizkaia y Patrimonio de la Humanidad desde 2008. Sus pinturas rupestres datan del Paleolítico Superior (13.000 a.C.). Las visitas son guiadas y, recuerda, consyulta su horario de apertura para que no te pase como a nosotros que llegamos tarde…
Tengo un ilusionante sentido de la vida. Estoy convencida de que las personas podemos cambiar el mundo trabajando personal y localmente a través de proyecto colaborativos. Me gusta compartir con mi familia experiencias motivadoras y enriquecedoras. Y difundir algunas de ellas en este blog sobre «nuestro viaje por la vida».
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