El Lago Atitlán está vinculado con la cultura maya ancestral, con su misticismo, magia… y, en la actualidad, también es un referente para las personas- casi siempre occidentales- que buscan un lugar para meditar, hacer yoga, reflexionar sobre el sentido de su propia vida o abandonar su pasado para siempre dejándose llevar… También es lugar de encuentro de viajeros mochileros que buscan descanso y fiesta junto al lago. Atitlán significa “entre las aguas”: “entre” (titlan) “agua” (atl) en la lengua náhuatl.
Sabíamos muy poco sobre este lugar cuando, organizando nuestro viaje para visitar Escuelas Waldorf por América, decidimos que pasaríamos 4 semanas junto al Lago Atitlán. Nos habían ofrecido pasar 4 semanas haciendo voluntariado en la Escuela Caracol y, sinceramente, a pesar de no conocer el destino, aceptamos en seguida. Esta escuela es un referente en el modelo de gestión y de atención a los niños y a las niñas que viven en las orillas de este lago tal y como os explicamos en este articulo.
El Lago Atitlán está ubicado al sur del país, entre Quetzaltenango y Antigua Guatemala. Es un inmenso lago de 18 km de longitud formado en una depresión rodeada de volcanes. En realidad, dicen que está ubicado en el interior de un inmenso cráter extinto. El lago está situado a unos 1.560 m.s.n.m. y los volcanes Atitlán, Tolimán y San Pedro superan los 3.000 metros de altura. De estos 3 volcanes, el único que permanece activo es el Atitlán.
Los alrededores del lago están cubiertos de extensos bosques intercalados con campos de maíz y café. El café suele crecer bajo grandes árboles de aguacate y bajo los arbustos de güisquil produciendo el “café de sombra” de gran calidad.
El clima en Guatemala está marcado por la estación lluviosa (de mayo a octubre) y la estación seca de (noviembre a abril) que pueden variar en su extensión a lo largo del año. Estas estaciones afectan también al lago y, en la época seca, suele ser muy frecuente el viento xocomil que producen grandes oleajes en la parte central del día. Esto hace que, cada jornada, podamos disfrutar del lago en serena calma al amanecer y tras el anochecer pero, también, de intensos vientos y oleaje a partir de mediodía. Esto es muy importante para el transporte de lanchas por el lango que es el principal medio de transporte entre los habitantes de las diferentes localidades.
Los pueblos del lago Atitlán
Alrededor del lago viven más de 350.000 personas en diversas localidades que se distribuyen por su orilla y, también, por las empinadas laderas de los volcanes. Hay indicios de vida en este lugar de Guatemala desde siglos. Tal y como aprendimos en el Museo del Lago en Panajachel, bajo el agua, hay ruínas sumergidas de una antigua ciudad maya.
Panajachel
Es la puerta de entrada al lago más habitual para los turistas. Por la empinada carretera que llega desde Sololá, se accede a este pueblo que es el que más servicios ofrece: mercado diario, oficinas bancarias, centro médico, muchos restaurantes y hoteles. Desde el muelle de Panajachel se observa una de las vistas más bonitas del volcán San Pedro y, también del Cerro Dorado, que fue el que insipiró al escritor Antoine de Saint Exupery para crear su imagen del sombrero, perdón, de la cobra que se había comido a un elefante…
En Panajachel está el Museo Lacustre de Atitlán dentro de las instalaciones del hotel Posada Don Rodrigo. Aunque el precio es un poco caro para la información que ofrece al visitante, os puede resultar interesante conocer un poquito de la historia de este lugar y de Samabaj, la ciudad sumergida.
San Marcos la Laguna
Este pequeño pueblo situado al noroeste de lago se ha convertido en uno de los centros de turismo alternativo y creativo. Yoguis y personas en busca de un cierto aislamiento llegan hasta aquí. Es el pueblo en el que pasamos nuestra estancia de 4 semanas colaborando en la Escuela Caracol. Un pueblo de etnia maya-katchiquel que se eleva por las laderas volcánicas.
Aquí váis a encontrar algunos restaurantes y hoteles, una deliciosa heladería que no os podéis perder (Dolce Gelato), una casa del chocolate y varíos lugares para practicar yoga y taichí. Hay un cajero automático y un pequeño centro de salud. La vida transcurre con naturalidad entre sus habitantes que han integrado con normalidad la llegada de europeos y norteamericanos en busca de un destino diferente.
San Juan la Laguna
Es el pueblito que más nos gustó por las iniciativas comunitarias que en él se han organizado. Mujeres tejedoras, cooperativa de café, el apiario Xunah Kaab que muestra la producción de miel, la tienda de chocolate artesanal… Además, en algunas paredes de las casas del pueblo hay bonitas obras de arte llenas de colorido.
En San Juan está el mirador del Cerro Kaqasiiwaan que permite admirar el lago tras una caminata de unos 20 minutos. Para llegar a San Juan podéis tomar las barcas que van por el borde del lago parando en cada poblado o tomar un bote directo desde Panajachel a San Pedro y, desde allí, pedir a un tuk-tuk que os lleve.
San Pedro la Laguna
Es el pueblo más alternativo, con muchos turistas que escapan del “masificado” Panajachel. Hay restaurantes muy ricos y bastantes hostales además de algún hotel. Como en el resto de pueblos, es posible alquilar un kayak y navegar por la orilla del lago disfrutando del entorno. Lo mejor es hacerlo por la mañana antes de que el viento de mediodía empiece a generar olas en el lago.
Tomando un tuk-tuk en el muelle se puede subir hasta la puerta de acceso del Parque Natural Volcán San Pedro. La excursión hasta la boca del cráter de este volcán extinto no es posible actualmente pero se puede subir hasta los 2.300 m.s.n.m. La caminata es agotadora porque implica una fuerte pendiente pero merece mucho la pena. Se camina en medio del bosque, entre plantaciones de maiz, aguacate, güisquil y café. Una vez arriba, un rudimentario columpio da la felicidad a cualquier agotado excursionista.
Santiago Atitlán
La mayor parte de la población de este municipio pertenece a la etnia maya-tzutujil que es un grupo étnico predominante en el lago junto con kaqchikeles y kichés. Es la localidad más grande del lago y, en ella, se entremezclan las tradiciones precolombinas con aspectos asmiliados tras la colonización y la llegada de los monges franciscanos. Un elemento relevante es la veneración a Maximón: esta deidad es una mezcla entre una antigua imagen llamada Rijlaj Mam y el apóstol Simón Pedro.
https://www.youtube.com/watch?v=m8Hc5TpmPnA
La Plaza de la Paz es un lugar que debéis visitar si venís a Santiago. Allí se recuerda la masacre que el 2 de diciembre de 1990 acabó con la vida de 13 habitantes de este pueblo y graves heridas a otros 33. El ejército fue el responsable y esto provocó el levantamiento de toda la población que acabó expulsando al destacamente militar del municipio. El segundo día de cada mes del año se sigue celebrando una misa en su memoria.
Son otros muchos los pueblitos que podéis visitar en el lago. San Pablo, Tzununá, Santa Catarina, San Jorge…Todos con sus particularidades pero con unos rasgos comunes: la vida de sus pobladores permite conocer la cotidianeidad de estas gentes que siguen conservando su idioma, su gastronomía y, en el caso de las mujeres, su manera de vestir.
Cómo llegar al Lago Atitlán y cómo desplazarse por la zona
El lago Atitlán se sitúa en la Sierra Madre que recorre toda Centroamérica. Llegar hasta su orilla implica desplazamientos dificultosos por el trazado de las carreteras y los problemas con deslizamientos, especialmente en época de lluvias. Lo más habitual es llegar desde Antigua o ciudad de Guatemala pero también son muy frecuentes los viajeros que llegan desde San Cristóbal de las Casas en México.
La mejor manera de moverse de un pueblito a otro es tomando los barcos. Puede que sea necesario regatear -especialmente los turistas que no solemos saber el precio de los trayectos al llegar- pero los precios están marcados como puedes ver en la imagen siguiente.
Desplazarse por las carreteras implica mucho tiempo y es más caro. Puedes tomar servicios de tuc-tuc para trayectos cortos como ir de San Pedro a San Juan o de Panajachel a Santa Catarina.
Problemas en el Lago Atitlán
El Lago Atitlán es un lugar único. Por su geografía, su biodiversidad y su historia. Sin embargo, no os vamos a engañar. Estamos en Guatemala y también hay muchos asuntos serios y preocupantes que no podemos obviar. La mayor parte de las personas aquí viven una existencia muy humilde. Las comunicaciones hasta aquí por tierra son dificultosas. Los servicios públicos mejorables. El principal problema es el tratamiento de las aguas residuales.
Es recomendable utilizar siempre repelente de mosquitos o y usar ropa que cubra tus brazos y piernas al atardecer para reducir los riesgos de picadas de mosquitos y de la trasmisión del dengue. Antes de viajar a cualquier país tropical es importante informarte en los servicios de Sanidad Exterior de tu región.
El Lago Atitlán «está enfermo» porque, en sus orillas viven más de 350.000 personas y la gestión de las basuras y las aguas fecales es muy deficiente. Aunque algunos pueblos han instalado algunas plantas de tratamiento de aguas residuales, el servicio es insuficiente. Pasear por las calles en algunos pueblos implica caminar junto a las canalizaciones de aguas negras que habitualmente vierten su contenido directamente al lago día tras día. Son aspectos imporantes que has de tener en cuenta si viajas hasta aquí para saber dónde debes bañarte y dónde no. El agua canalizada, obviamente, no es potable. La basura en senderos, campos de cultivo y en las calles es también frecuente.
Así pues, este lago – como tantos lugares del mundo – está amenazado por la actividad humana. El lago Atitlán es un tesoro desde el punto de vista natural y cultural que merece ser protegido, cuidado y atendido debidamente. Un destino ideal para conocer la cultura maya actual, su gastronomía, sus tradiciones. Hemos pasado 4 semanas aquí y hemos podido disfrutar mucho, aprender y vivir relajadamente admirando cada día este lago y sus volcanes. Una imagen que no olvidaremos nunca.
Tengo un ilusionante sentido de la vida. Estoy convencida de que las personas podemos cambiar el mundo trabajando personal y localmente a través de proyecto colaborativos. Me gusta compartir con mi familia experiencias motivadoras y enriquecedoras. Y difundir algunas de ellas en este blog sobre «nuestro viaje por la vida».
¡Gracias por compartir este lugar tan hermoso de nuestro país!
Fue una gran experiencia para nosotros. Poder pasar un mes allí, conociendo tantos lugares y gentes hermosas. Nunca lo olvidaremos.