Hoy hace frío. Dice Pau que es normal porque «és la Nit de Caixes a Bocairent». Nosotros estamos en casa, aprovechando para dibujar, leer y organizar nuestra próxima etapa del viaje. Organizar un viaje así implica muchas horas de dedicación, reflexión, consultar en internet, en guías y, sobre todo, a la gente con la que nos vamos encontrando. Cada día aprovechamos las horas de las siestas de los niños para programar y decidir qué vamos a hacer.

A nuestro regreso escribimos nuestro libro que está disponible en pdf

Esto de viajar implica un proceso psicológico complejo. Es parecido al proceso al que nos enfrentamos cada curso como profesores: conocer alumnos nuevos, implicarte en su educación, en sus problemas, en sus alegrías y… cada curso, en junio… dejarles marchar, soltar las amarras que hemos creado durante los meses que hemos compartido. Pues algo similar ocurre durante el viaje: llegas a nuevos lugares -en este caso situados tan lejos de tu hogar-, conoces personas que te reciben, te ayudan, te muestran algo de su vida y tú te dejas llevar, te sientes cada día un poco más cómodo, haces tuyo ese lugar que días antes era totalmente desconocido. Y, entonces, decides que debes iniciar una nueva etapa, que debes partir.

Dejar atrás, probablemente para siempre, a las personas que «te han domesticado» como hacía el Principito con el Zorro. Nuevamente cosquillas en el estómago, un poco de incertidumbre ante lo desconocido… pero la confianza en que las cosas, nuevamente, saldrán bien y, en caso contrario, seremos capaces de mejorarlas. Tenemos un proyecto y debemos seguir adelante con él, mirando hacia delante, cada día con la mochila más llena por las experiencias vividas.

Y el objetivo de este proyecto es regresar. Sabed que ese es nuestro mejor equipaje, nuestros recuerdos, todos vosotros. Del mismo modo que Pau se ha levantado hoy recordando «Les Festes de Moros i Cristians», cada uno de nosotros os recuerda permanentemente. Ernest y Ferran tienen recuerdos permanentes para sus abuelos, no podéis imaginar cuántos detalles de cada día les hace pensar en sus Iaias y Iaios. Bruno también está siempre presente. Ahora hay que ver todas las mañanas los dibujos del tren Thomas porque «ese tren lo tiene Bruno».  Y «tenim que fer aquesta foto per enviar-li-la a la tia Male». En fin… muchas cosas. Nos encanta sentir vuestra compañía a pesar de la distancia.

Hoy celebramos el sexto aniversario de nuestra relación y nos hemos venido hasta este lugar a celebrarlo… ¡Más allá del fin del mundo! Cuando decides iniciar una vida en común con otra persona debes plantearte cuáles son tus necesidades y las suyas para así planificar unos objetivos e intentar realizar tus deseos que, en parte, pasarán a ser deseos comunes. De un modo más o menos consciente todos hacemos este camino pero, sobre todo, nos mueve la ilusión y el entusiasmo, el enamoramiento que nos lleva a pensar: «contigo, al fin del mundo». Bueno, pues aquí estamos, una vida en común, una familia, un viaje y muchos planes para seguir creciendo como individuos y, por tanto, como pareja.

Observando el Canal Beagle y la cordillera de Ushuaia desde Puerto Williams (Chile)

Hace un dia «de perros»: lluvia y viento, el Canal Beagle embravecido y nosotros disfrutamos de la vista desde el sofá, pensando que mañana debemos cruzarlo en una embarcación denominada, eufemísticamente, semi-rígida… Ya veremos… Mejor no pensar en los registros de naufragios ocurridos a lo largo de la historia en estas aguas… Lo peor podría ser que quizá debamos permanecer aquí unos días más.

Así que, mientras que los niños ven dibujos en la tele o juegan a barcos y cohetes en sus camas, nosotros conversamos y reflexionamos sobre lo que nos ha ofrecido esta estancia en Puerto Williams. Cuanto más paseos das por aquí más consciente te haces de las dificultades para gestionar el tipo de sociedad que los seres humanos hemos montado en el planeta. ¿Con quien te irías al fin del mundo? Viajar parece algo fácil y divertido pero es un asunto muy serio que implica mucha responsabilidad, sobre todo si decides ser responsable de tu viaje y organizar todo por ti mismo. Es por eso que este proyecto viajero nos ha puesto a prueba, nos ayuda a conocernos mejor y estamos felices de que todo marche adelante positivamente.

Ernest y Ferran juegan en uno de los coches abandonados en la isla

También nos ha dado por reflexionar juntos sobre ecología y la explotación de los recursos naturales. Los seres humanos vivimos de espaldas al planeta, a la naturaleza. Cuando tienes la posibilidad de visitar un lugar tan aislado como éste, aún te haces más consciente. Pero esta isla no es más que una representación a pequeña escala de lo que ocurre en la Tierra. Nuestra vida en el planeta se está convirtiendo, poco a poco, en un hecho insostenible.

La basura y la chatarra se han convertido en un problema en Puerto Williams y en todo el planeta

La desconexión entre la vida en las ciudades y el entorno natural en en cual están instaladas es gravísima. No es previsible que está situación mejore, al contrario. Muy probablemente, la problemática ecológica se hará más aguda y urgente. Todo esto es evidente aquí, en la orilla sur del Canal Beagle, más allá del fin del mundo. Pero ocurre en todo el planeta. La mayor parte de las personas viven de espaldas a esta increíble isla que les proporciona agua y leña, un espacio en el que vivir gracias a los suministros que llegan desde el continente.

¿Pero hasta cuándo? Aquí no se tratan las aguas residuales, cada año se talan muchos árboles para dar calor a las casas, no se separan los residuos ni se gestionan, la chatarra y los coches viejos se acumulan en las calles, la energía eléctrica se obtiene del gas que se transporta hasta aquí periódicamente, la llegada de alimentos y productos está subvencionada por el gobierno… Y esto ocurre así en todo el planeta. Podemos creer que aquí o allá hay iniciativas que mejoran o palían estos problemas pero realmente no son suficientes, el cambio ha de ser profundo e intenso. Es el caso del Parque Omora en Puerto Williams, un espacio para la conservación y el aprendizaje.
CHILE Puerto Williams Parque Omora

En el Parque Omora de Puerto Williams preservan el delicado bosque antártico y su diversidad

Puerto Williams se encuentra en la Zona Tampón y de Transición de la Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos. Uno de los pocos lugares del planeta donde no ha habido intervención directa del «hombre industrial». Sin embargo, se sienten sus efectos. Podríamos pensar que, por el hecho de ser una reserva, aquí deberían extremarse las acciones para la protección y cuidado de este espacio. Por desgracia, la política de «protección por islas» no es adecuada y, si algo ha quedado evidenciado con los famosos «recortes», es que aquello que creamos de manera accesoria «porque nos lo podemos permitir» y no como una necesidad fundamental, es infravalorado y destruido cuando las condiciones económicas se vuelven  restrictivas.

Restos de una gran ballena en el Museo Antropológico Martín Gusinde

Pero no olvidemos que las verdaderas restricciones són las ecológicas y éstas determinaran las restricciones sociales. Es por ello que deberíamos situar a la ecosofía como uno de los principios educativos en nuestras sociedades, con la ambición de conseguir una profunda comprensión emocional e intelectual del problema que implica nuestra relación con el medio natural. Aquí, en Puerto Williams, hay gente trabajando en la protección y conservación de su territorio. Y nosotros… ¿qué hacemos allá donde vivimos? Como individuos y como familia somos responsables de nuestra manera de vivir, es en cada acto cotidiano cuando dejamos huella en nuestro planeta. Es sobre todo esto que hoy, estamos reflexionando… más allá del fin del mundo. Y lo seguiremos haciendo a lo largo de nuestro largo viaje por este maravilloso país: Chile.
Si queréis conocer más detalles de nuestro viaje por Chile, podéis consultar estos artículos:

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