EN LA PATAGONIA

El desierto patagónico no es un desierto de arena o guijarros, sino un matorral bajo de arbustos espinosos, de hojas grises que despiden un olor amargo cuando los aplastan. A diferencia de los desiertos de Arabia no ha producido ningún desborde espiritual dramático, aunque si ocupa un lugar en los anales de la experiencia humana. Charles Darwin juzgó irresistibles sus cualidades negativas. Al resumir El viaje del Beagle intentó explicar, sin éxito, por qué estos “eriales yermos” se habían apoderado con tanta fuerza de su mente, con mucha más fuerza, en verdad, que cualesquiera de los otros prodigios que había visto.

Bruce Chatwin

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Publicado el

26 febrero, 2016

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