A dar a conocer las grandes escenas de esta naturaleza dedico una parte del presente libro, en que atiendo más a pintar el contorno de las montañas, los valles que las surcan y las imponentes cascadas que forman la caída de los torrentes, que al efecto pintoresco que pueda resultar de la contemplación de este espectáculo. Son los Andes comparados con la cadena de los Altos Alpes, lo que ésta a los Pirineos, y cuanto he visto de romántico o grandioso en la Saverne, en la Alemania septentrional, en los montes Euganeos, en la cadena central de Europa, en la rápida pendiente del volcán de Tenerife, se encuentra reunido en las Cordilleras del Nuevo Mundo. No bastarían algunos siglos para observar las bellezas y descubrir las maravillas allí protegidas, en una extensión de 2.500 leguas, desde las montañas graníticas del estrecho de Magallanes hasta las costas próximas a Asia Oriental; pero pensaría tener cumplido mi propósito, si los modestos bosquejos que contiene este libro excitan a los viajeros amantes de las artes a visitar las regiones que he recorrido, para que estos majestuosos sitios, que no cabe comparar con los del antiguo continente, lleguen a pintarse con la fidelidad que piden.
Alexander von Humboldt