La Green Meadow Waldorf School de Nueva York no es sólo una escuela: es una comunidad antroposófica. La antroposofía es la doctrina filosófica que desarrolló Rudolf Steiner, a principios del siglo XX, como una ciencia espiritual destinada a enmendar el enfoque estrictamente materialista de la ciencia contemporánea. Desde sus mismos comienzos, la antroposofía se aplicó a ámbitos tan diversos como la medicina, la agricultura o, por supuesto, la educación. Así se genera una escuela para vivirla.

Clase de lengua española

El hecho de que los límites físicos de la Green Meadow Waldorf School sean difusos, sin vallas ni señalizaciones claras, se debe a que la escuela se imbrica de un modo fluido y natural con su entorno, en el cual se asienta la comunidad antroposófica que acoge a la escuela. Así fue nuestro primer día en esta escuela.

Ya antes de llegar a la escuela, junto a la carretera, llama la atención un pequeño supermercado en el que se anuncia la venta de productos agrícolas biodinámicos.

La agricultura biodinámica es un método de agricultura ecológica, desarrollada a partir de principios antroposóficos, que considera las granjas como organismos complejos, haciendo hincapié en la interrelación entre suelos, plantas y animales, y tratando el conjunto como un sistema en equilibrio. Como en otras formas de agricultura ecológica, se evita el uso de fertilizantes, pesticidas y herbicidas industriales, aunque se diferencia de otros tipos de agricultura ecológica en el uso de preparados vegetales y minerales como aditivos para el compost, así como en el seguimiento de un calendario de siembra basado en el movimiento de los astros.

Acceso a la escuela de euritmia

Una vez en la escuela, lo siguiente que sorprende a quién no está familiarizado con el mundo Waldorf es la escuela de euritmia, situada tras el edificio que alberga la High School.

La euritmia es el arte del movimiento que hace visible en el espacio y a través del movimiento corporal aquello que en el interior del ser humano transcurre. Los pensamientos, los sentimientos y la voluntad se expresan, así, a través de movimientos, favoreciendo el autoconocimiento y la autopercepción. 

Un poco más abajo, tras el arroyuelo, se encuentra el Threefold Café. Se trata de un lugar sencillo, con una carta variada de comidas caseras a un precio muy asequible que sirve de punto de encuentro a la comunidad de amigos de la pedagogía Waldorf. Junto al café está la casa de huéspedes. Y un poco más lejos, los huertos y la poza.

Threefold Cafe

Tras nuestra primera clase con el profesor Gilbert, decidimos ir a tomar algo al Threefold Café. Al poco, el profesor Gilbert se presentó para invitarnos a realizar una visita guiada a la escuela al final de la mañana. Aceptamos encantados.

Por hacer tiempo hasta entonces, nos dirigimos a una de las mesas de picnic situadas frente al aulario de la High School, para que Ernest y Ferran hicieran algunas de las labores escolares que les hemos asignado y que les tutorizamos en los periodos en los que están alejados de las aulas a causa de este viaje.

La mañana resultaba deslumbrante, con un sol espléndido. La temperatura era agradabilísima.

La escuela está ubicada en una zona boscosa

Quizás por eso en la escuela habían decidido aprovechar aquella mañana para hacer las fotografías de cada clase. Por turnos, los maestros y maestras de las diferentes clases acompañaban a sus alumnos y alumnas para posar como grupo e individualmente. Nos agradó la actitud distendida y amistosa con la que les trataban. 

Paseando por la Comunidad Fellowship en los alrededores de la escuela

A la hora convenida, el profesor Gilbert acudió a la cita y nos invitó a empezar la visita por el gimnasio. De camino, le preguntamos por el número de alumnos y alumnas. Nos explicó que, en los últimos años, la escuela había contado con unos 400, pero que este curso la matrícula había descendido a unos 250. Al preguntarle por la causa de tan significativo descenso, nos explicó que el estado de Nueva York había exigido recientemente que todo el alumnado matriculado debía tener al día su cartilla de vacunación y que, ante esta prescripción, muchas familias, contrarias a vacunar a sus hijos e hijas, habían decidido sacarlos de la escuela. Por supuesto, le preguntamos por cómo había afectado esto a la escuela. Él nos explicó que la escuela, cómo es lógico, se había visto muy afectada en los ámbitos económico y laboral, por la disminución de ingresos y la consiguiente reducción de la plantilla. Esta circunstancia nos recordó que la gestión de las escuelas Waldorf, incluso las más consolidadas, están sometidas a imprevistos y a situaciones de incertidumbre e inseguridad.

Taller de costura y tejido

El gimnasio nos agradó. La tarima del suelo y el diseño orgánico de la cubierta, inspirado en las ideas arquitectónicas de Steiner, otorgaban al recinto, pese a sus grandes dimensiones, un aspecto acogedor y agradable. A continuación, nos dirigimos al recinto que alberga la Primary School

El currículum de las escuelas Waldorf para Primaria se estructura en 10 grados, empezando al comienzo del segundo septenio. En bastantes países, por los requisitos legales del lugar, las escuelas Waldorf empiezan la Primaria a los seis años. Se trata de una anomalía respecto a la propuesta metodológica de Steiner, quién situaba a los siete años el momento adecuado dentro del desarrollo infantil para el inicio de la escolarización propiamente dicha.

En la biblioteca de la sección de primaria

Las aulas de Primaria, amplias y luminosas, nos llamaron la atención por estar llenas de vida. Acostumbrados a las aulas frías e impersonales de la educación pública española -sobre todo en secundaria-, nos llamó la atención la cantidad de materiales dispuestos por todas partes para el trabajo del alumnado, las vistosas plantas colgadas de los techos, los cuidados murales que decoran las aulas por encima de las mochilas colgadas de los percheros, así como los primorosos y característicos dibujos que engalanan los pizarrones y que enmarcan artísticamente el tema curricular que ocupa a cada aula en cada momento del curso escolar.

Una de las aulas de la escuela de primaria

En esta ala destinada a la educación Primaria visitamos, también, el comedor escolar y la biblioteca. Aunque lo que más nos gustó fue la sala reservada para que chicos y chicas pasen sus ratos libres cuando el tiempo no acompaña fuera. Un lugar para pasar el rato distendidamente, charlando en torno a una mesa o recostados en unos gigantescos puffs.

Tras visitar este bloque, fuimos al Edificio de Artes. En la planta superior visitamos dos salas grandes, diseñadas para los ensayos musicales y de euritmia. Después entramos en la sala de representaciones, que nos recordó al majestuoso Goetheanum que ya tuvimos la oportunidad de visitar hace más de un año en Dornach (Suiza). En la planta inferior, accedimos a los talleres de pintura, de tejido y costura, de talla de madera y de imprenta y encuadernación.

Taller de pintura y dibujo

Quizás sea esta una de las partes que más nos atrae de esta pedagogía, especialmente a partir del 6º o 7º grado, por la dimensión artística y artesanal del currículum y de la enseñanza, algo casi ausente en el currículum de la escuela pública española, poco atenta a estas destrezas manuales y artísticas.

Nuestra última parada fue en el bloque de la High School, en donde asisten a clase los grupos de 10º, 11º y 12º grado. En la primera planta, se encuentran las aulas de Inglés, Español, Historia y Matemáticas e Informática. En la planta inferior, los laboratorios de Física y Química y Ciencias Naturales, además de un amplio salón para que los jóvenes almuercen y descansen entre clases.

Taller de madera

En general, las instalaciones nos causaron una buena impresión -especialmente el Gimnasio y el Edificio de Artes. Se nota que es una escuela que ya tiene unos años: su estructura actual se inició a diseñar a finales de los años 1950 y se completó a principios de los años 1990. Pero se nota que la cuidan y la conservan con mimo. La funcionalidad prima sobre la estética, sin embargo se nota en muchos detalles que los que viven en este espacio -tanto docentes como alumnado- les gusta disfrutarlo y sentirlo como algo propio. El diseño de los espacios, por norma, evita las estructuras modulares lineales o rectangulares, generando espacios con perímetros irregulares, accesos y  aberturas polimorfas. Esto propicia que cada espacio tenga una personalidad propia, fácilmente reconocible, por su distribución y orientación, algo que no ocurre cuando las aulas son meros módulos regulares y perfectamente homologables.

Caminando hacia el auditorio de la comunidad Waldorf

Sin lugar a dudas, se trata de una escuela para vivirla. Un lugar agradable para aprender y convivir. Un espacio para pensar, crear y disfrutar. Sencillamente, lo que debiera ser cualquier escuela. Puedes conocer más sobre nuestro viaje visitando escuelas Waldorf aquí.

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