Visitar el Taj Mahal es uno de los objetivos de los viajeros que acuden a la India. Llegar hasta Agra desde Nueva Delhi es sencillo. Muchos trenes comunican las dos ciudades pues el servicio y variedad de trenes es muy abundante en este país. Otra opción, si viajan varias personas, es alquilar un coche con conductor y «dejarse llevar» por las carreteras en una experiencia indescriptible en la que el corazón se encoge ante las decenas de personas que se cruzan en el camino, los enormes camiones que a toda hora hacen sonar sus chirriantes bocinas y las tranquilas vacas que en cualquier momento se detienen a comer los restos de verduras esparcidos por el arcen o bien, a dormitar en cualquier punto de la carretera. Hay mucha suciedad, suciedad por todas partes…

En Sikandra, cerca de Agra, se eleva el Mausoleo de Akbar «el Grande»

En Agra hay múltiples lugares que visitar. Sin duda, el Fuerte Rojo es uno de los lugares más espectaculares de la ciudad. Construido por Muhammad Akbar en el siglo XVI, fue emperador del Imperio Mogol y en esta fortaleza se respira la belleza y la sobriedad en cada metro cuadrado de sus paredes de arenisca. Pasear por el lugar cuando hay pocos visitantes supone una agradable experiencia de aislamiento pues en la India uno siempre se siente rodeado y atosigado por la gran cantidad de gente que va y viene a un ritmo frenético o que observa en las calles inundando las ciudades de conversaciones, olores y colores. 

Sn aglomeraciones, los visitantes pasean por el lugar
La arenisca roja caracteriza estas construcciones

A las afueras de la ciudad, de camino al suroeste, se puede hacer una parada en el fabuloso complejo de Fatehpur Sikri. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Fue construído también por el Emperador Akbar en agradecimiento al nacimiento de su cuarto hijo aprovechando unas ruínas anteriores.

Fatehpur Sikri, una parada imprescindible entre Agra y Jaipur
Una mujer vende agua para ganarse la vida mientras se cobija del sol abrasador
El interior de las estancias ahora abandonadas
Detalle de las puertas del edificio

Sin embargo, a pesar de la belleza de estos lugares, muchas veces quedan relegados a un segundo plano por la belleza y la espectacularidad del famoso Taj Mahal. Visitar aquel lugar es una experiencia muy intensa, sobre todo cuando conoces la historia que hay detrás de aquel magnífico edificio: una historia de amor y dolor, de sufrimiento y pasión, de despotismo y obsesión.

Puerta de acceso a los Jardines del Paraíso que oculta el Taj Mahal

Viajar por la India provoca en el viajero situaciones diversas, permanentes cambios de estado, de dolor y de admiración. Es un esfuerzo psicológico permanente que te invita a reflexionar sobre muchas cosas. Acceder al recinto y pasear por sus jardines es un regalo exquisito. Para poder entrar en el Mausoleo es necesario quitarte los zapatos y subir las hermosas escaleras de mármol blanco que llevan a la enorme plataforma también de marmol limpísimo, tan limpio que una no puede evitar pensar en las calles que ha debido recorrer antes de llegar hasta allí.

Es imprescindible quitarse el calzado para acceder al Mausoleo

El Taj Mahal es el mausoleo de la esposa favorita del rey Shah Jaha, Mumtaz Mahal, la Perla del Palacio. Se casarón en 1612 y ella falleció en 1631 cuando le acompañaba en una de sus contiendas militares, tras el parto de su decimocuarto hijo… Dicen que el dolor del ya emperador fue tan grande que se encerró en el Fuerte Rojo de la ciudad, abandonando sus obligaciones, obsesionado con construir este lugar en honor a su amada esposa.

Los visitantes descansan protegidos del calor por el Taj Mahal

 

Los detalles de las mujeres te sorprenden siempre

Dicen que fueron necesarios 22 años y 20.000 trabajadores, los más expertos artesanos y constructores para levantar este edificio que reune lo más delicado del arte islámico y persa. Es una maravilla en sus proporciones y formas, en los detalles esculpidos en el mármol. Acompañado por dos edificios gemelos y diversos minaretes, el conjunto es magnífico. Sin embargo, dice la leyenda, que el emperador fue incluso capaz de hacer matar a la mujer del arquitecto que había de diseñarlo para que sintiese su mismo dolor y lograse crear la obra que, según él, su esposa merecía… Puede que sea sólo una leyenda pero ya sabemos cuan dura puede ser la realidad…

 

 

Acabamos haciéndonos una foto con estas mujeres que sentían por nosotras la misma curiosidad que nosotras por ellas

Dejar caer el sol sobre el río -que fue desviado para que el mausoleo se reflejase en sus aguas-, intercambiar unas risas y conversaciones con las mujeres del lugar, fue sin duda una gran recompensa. Fuimos a ver el Taj Mahal pero nos llevamos el recuerdo de las mujeres que, como nosotras, descansaban, compartían alegrías y tristezas, se asombraban mientras el mármol reflejaba los colores de la puesta del sol.

Detalles de diversos monumentos en Agra
El sol se pone iluminando mágicamente el mausoleo

Así es la India. Un país de mujeres. De hombres y mujeres que viven y conviven. Que sufren y padecen. Un país en el que podemos encontrar grandes monumentos imperecederos hechos por amor pero en el que hay grandes tragedias que todavía no merecen ni un simple recuerdo… Es nuestra historia. La felicidad nos lleva hacia delante, nos ayuda también a olvidar, pero nunca debemos dejar de ser conscientes de la necesidad de promover la justicia y dignidad de todos nosotros. El Taj Mahal te atrapa, no puedes dejar de mirarlo. Es difícil dejarlo atrás. Sin embargo, su visión, no puede ser un analgésico que nos haga olvidar el dolor.

Para serguir viajando por la India:

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