El conjunto de iglesias de la Vall de Boí, entre las cuales se encuentra la de Sant Climent de Taüll, están consideradas como Patrimonio Mundial de la UNESCO desde el año 2000. En nuestra visita de este invierno a los Pirineos tuvimos ocasión de visitar Sant Climent de Taüll, así como Santa Maria de Taüll y Sant Joan de Boí.
Aunque no pudimos contemplar sus célebres pinturas murales, por estar conservadas en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) tras ser retiradas hace más de un siglo ante el riesgo de expolio por parte de coleccionistas privados estadounidenses, la visita a Sant Climent de Taüll nos resultó grata e instructiva. Mediante una imaginativa, cuidada y evocadora proyección audiovisual sobre los muros del ábside del templo -hoy casi desnudos de todo trazo y colorido-, tuvimos ocasión de conocer la destreza sutil y sugerente de los maestros que delinearon y policromaron algunos de los más elegantes y expresivos iconos del arte románico europeo.
A parte de la impresionante figura central del Cristo en su Majestad (Maiestas Domini), con su terrible y penetrante mirada que escruta en los corazones de los fieles en el día del Juicio Final, así como el libro abierto y radiante en el que se lee EGO SUM LUX MUNDI, el ábside está decorado con otras imágenes que refuerzan simbólicamente el juicio inapelable de Dios, con la consiguiente bendición o maldición sobre los santos y los pecadores.
Detalle de los frescos con una recreación visual en Sant Climent
Entre los elementos presentes en la obra, asociados al juicio divino, ocupa un lugar destacado la Mano Derecha de Dios (Dextera Domini), que manifiesta la intervención de Dios para otorgar su favor a la ofrenda de Abel (un cordero) y rechazar la ofrenda de Caín (los frutos del campo). Las consecuencias de este juicio aparecen, también, al mostrar a Caín afligido por la pérdida del favor de Dios, así como la cruenta escena del fratricidio con el que Caín mató a Abel. Las imágenes me recordaron el simbolismo del relato bíblico.
Más allá de la condena de la envidia, como pecado, la historia apunta a una idea subyacente y que tiene fuerza en el inconsciente colectivo de la cultura semítica: la preferencia de la ganadería sobre la actividad agrícola. No es una idea banal, ni mucho menos. Refleja el rechazo de la cultura ancestral, trashumante y ganadera frente a la emergente agricultura sedentaria que da origen a los núcleos urbanos.
Exterior de la iglesia de Sant Climent de Taüll
En este sentido, a menudo se ha interpretado que el relato supone un juicio moral reprobatorio, por parte de la tradicional cultura nómada de los semitas, ante la emergente vida urbana de las gentes y los pueblos vecinos, infestada de males y de pecaminosidad, como lo refleja la imagen que presentan los relatos bíblicos de ciudades como Nínive, Sodoma, Gomorra o Babilonia.
Pero el relato tiene otra posible interpretación. Para un pueblo desarrigado, como lo ha sigo el judío durante tanto tiempo, los rebaños representaban un capital acumulado fácilmente transportable. Frente al trabajo constante e incierto en los campos, sometido a tormentas y plagas que echan a perder las cosechas -con las consiguientes hambrunas-, amenazados por el riesgo de sufrir inundaciones o enfermedades infecciosas por estar asentados en zonas húmedas y fértiles, el relato bíblico presenta la carne y la grasa del cordero como un valor seguro, bendecido por Dios como una riqueza.
Iglesia de Santa María de Taüll en Navidad
Todo granjero lo sabe: un animal es un capital acumulado. Antes de comprar más tierras, el agricultor que ahorraba algo de dinero lo invertía en una vaca. No fue difícil, pues, para el pueblo judío dar el paso de contar cabezas de ganado al mundo de la contabilidad y las finanzas. En el fondo, su vida giraba en torno al ahorro y el capital.
En realidad, sin embargo, esa hibridación de lo teológico con lo económico no es exclusivo del pueblo judío. No es nada extraño que los preceptos religiosos incluyan -y prescriban- aspectos fundamentales de la organización económica de las sociedades. Es algo presente en todas las culturas y civilizaciones. Por ejemplo, que el puritanismo religioso está asociado al nacimiento del capitalismo es una tesis bien fundada, en la medida que asume la doctrina de la predestinación y presenta la riqueza como un signo visible de la gracia y el favor divinos.
Interior de la iglesia de Santa María de Taüll
La fusión de economía y religión quizás alcance su expresión más simbólica en la leyenda inscrita en el dólar (“IN GOD WE TRUST”), así como en el símbolo del “Ojo que todo lo ve” sobre la pirámide incompleta, que ilustra a la Divina Providencia que rige el destino de la fortuna (es decir, de la riqueza). Hablamos de la célebre Mano Invisible que administra la riqueza de las naciones, según Adam Smith. De nuevo, la Mano Derecha de Dios, que favoreció a Abel frente al pobre Caín…
En fin, parece que Dios mueve los hilos de la economía… Hoy en día, ese ser omnipotente, omnisciente y omnipresente quizás no se llame Dios. Ahora lo llaman “los mercados”… En un plano más terrenal, ¿acaso no siente uno cuando firma una hipoteca que el banco es un poco como si fuese Dios? Lástima que la hipoteca, para muchos, sea como el ancla a la que ataron a San Clemente cuando lo arrojaron al Mar Negro… Al fin y al cabo, la bendita economía que a unos salva… a otros los hunde. En manos de Dios está, pues.
Frescos de la iglesia de San Juan Bautista en Boí
Algunos consejos para visitar Sant Climent de Taüll y la Vall de Boí
En el valle podrás visitar 8 iglesias y una ermita. En algunas de ellas hay que pagar para poder acceder. Puedes comprar una entrada reducida para visitar el conjunto histórico. Consulta los precios y horarios en la web oficial. Además es posible hacer visitas guiadas.
Información del acceso a las iglesias del valle
El acceso más cómodo hasta Sant Climent de Taúll es desde Lleida y Port de Suert siguiendo la L-500 (2 horas de viaje). Como nosotros estábamos en Campo (Huesca) hicimos un recorrido precioso pasandopor Castejón de Sos siguiendo la N-260 y después la N-230 (1 h de viaje) hasta llegar a la Vall de Boí. Es un recorrido muy bonito para pasar un día conociendo estos valles de los Pirineos. Os lo recomendamos.
Para comer, nosotros elegimos el restaurante La Fonda y elegimos el menú del día que nos pareció muy bien planteado. Platos eleborados con buen producto, en cantidades adecuadas y bien presentadas.
Algunos de los platos que comimos en La Fonda
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En el silencio de la naturaleza disfruto de caminar, observar y escuchar. De ello me nace el pensar, y la necesidad de escribir o dibujar. Mis otras pasiones son la lectura y la enseñanza como destreza comunicativa, al estilo socrático. Viajo en familia: el descubrimiento, la convivencia y el aprendizaje son los ejes de esta experiencia irrenunciable.
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