Viajar al norte de Europa, para nosotros, como medirráneos, supone, necesariamente, un viaje hacia lo oscuro y tenebroso, no solo por razones meteorológicas, también en el aspecto cultural y psicológico. Søren Kierkegaard, el destacado filósofo danés y precursor del existencialismo, ya postuló que, según su cultura, la existencia humana está dominada, fundamentalmente, por la angustia. Su reflexión partia de la angustiosa decisión que debe tomar Abraham entre obedecer a Dios y sacrificar a su único hijo o desobedecerlo por amor a su progenie. «To be or not to be, that’s the question». En el Castillo de Kronborg nos surgieron todas estas reflexiones…

Muros de la fortaleza que rodea el castillo

Martin Lutero, el mentor espiritual de esta región del planeta, cuya influencia aún se siente y se palpa, más allá de la conmemoración de su insubordinación ante el papado, adoctrinó a estos pueblos norteños según una moral rígida y exigente que, según el reputado sociólogo Max Weber, és la raíz del espíritu del capitalismo, en lo referente, por ejemplo, a la autoexigencia en el ámbito laboral.

Diversas maquetas explican los cambios en la fortificación a lo largo del tiempo

No es extraño, pues, que a la hora de expresar la dimensión trágica de la vida, el genio literario de Shakespeare escogiera como escenario un remoto principado de la tenebrosa Dinamarca, ni que escogiera como protagonista a un hombre transtornado, incapaz de distinguir entre la realidad y la ficción, a causa de alucinaciones y delirios paranoicos espoleados por un profundo e incurable complejo de Edipo.

«Hamlet» se representa cada día en verano en el castillo

Hamlet, el héroe trágico atrapado por el destino en el castillo de Kronborg, acuciado por fantasmas del pasado, por un patológico e inconfesable amor edípico por una madre viuda que ha olvidado y traicionado la memoria de su padre y consumido por un odio y unos celos indisimulados hacia un tío al que ve como un pérfido usurpador, afronta, en la obra, el dilema crucial de su existencia: duda entre matar a su tío, para vengarse del mundo por su destino aciago, o suicidarse.

Las diversas escenas se representan en distintos lugares del palacio

Visitar el castillo de Kronborg en verano, en la ciudad de Helsingør o Elsinor, permite al visitante sumergirse en esta confusa imbricación de ficción y realidad que creó la mente genial de Shakespeare. En sus suntuosas salas o en su amplio patio se suceden, de forma extemporánea y fragmentaria, como alucinaciones de una mente psicótica, las escenas de la célebre tragedia. El alma de cada personaje se encarna súbitamente en la interpretación de los actores, tomando cuerpo y haciéndose presentes, de nuevo. Pero, sin lugar a dudas, es Hamlet y su locura los que se hacen presentes para recordarnos lo frágil y vulnerable que es la psique humana.

Protagonistas de la obra teatral de Shakespeare

Matar o suicidarse, este es el dilema extremo, rígido y autoexigente de Hamlet. En él se sintetiza la angustia de su existir. ¡Qué alejado del vive y deja vivir que tanto nos gusta a los mediterráneos! No significa esto, no obstante, que nosotros seamos mejores, ni mucho menos. Tan solo es que nosotros, los sureños, somos menos conscientes, culturalmente, de la angustia vital que nos aqueja, mientras los norteños adolecen, en ocasiones, de la frescura y el descaro de sacarle la lengua a la seriedad del destino.

«To be, or not to be…» en la Sala de Baile del palacio

Ni lo uno, ni lo otro no es bueno, en exclusiva. Conocernos y aprender unos de otros es la oportunidad que nos ofrece hoy esta vieja Europa nuestra, unida y sin fronteras, accesible, cercana y cada día más nuestra.

EL CASTILLO DE KRONBORG

Una de las cosas que más se agradece en la visita al Castillo de Kronborg es la posibilidad de adquirir una guía detallada en castellano con un monton de información interesante. En Dinamarca, normalmente, toda la información turística se ofrece en danés, inglés y alemán por lo que en muchos sitios a veces te quedas un poquito con las ganas de saber más o mejor. En este castillo -igual que en el Museo de Hans Christian Andersen en Odense– pudimos hacer la visita con mucho detalle gracias a esta información.

Saltando el estrecho de Oresund en la maqueta a escala del jardín

Dinamarca se honra por tener una de las monarquías más antiguas del mundo. Este castillo ha sido una pieza clave en su historia pues se sitúa en un emplazamiento clave para el tráfico marítimo nacional e internacional. Fue Federico II quien elevó su importancia y la vida cortesana en su época al máximo nivel. Aunque no se utiliza como residencia real desde el siglo XVII, hoy en día es conocido, principalmente, por ser el castillo de Hamlet. Aquí Shakespeare ambientó su famosa obra de teatro y aquí se representa y se ha representado en actuaciones memorables de famosos actores y actrices de fama mundial.

Preciosas vistas de Elsinor desde la torre en un día soleado

¿Qué podéis ver en el castillo?

El revellín de Württemberg

Tras pasar el primer foso se accede a esta zona de la fortificación en la que se ubican un gran número de cañones. Dinamarca se ha enfrentado a Suecia en numerosas batallas a lo largo de su historia y, por este motivo, esta fortificación hubo de armarse de buenos recursos para hacer frente a su enemigo natural. En la actualidad, estos cañones se utilizan en momentos especiales, como por ejemplo, en el año 2005 cuando anunciaron el nacimiento del príncipe heredero.

Cañones mirando al mar protegen el castillo

La puerta del Hornabeque Coronado

Es el acceso principal al castillo de Kronborg. Tiene inscritael año 1690 y el monograma del rey Cristian V, así como el de Cristian VI cuando fue ampliada en 1735. Decía el poeta danés Thomas Kingo “pasad si de ello sois merecedores, mi arco dejo descansar y abro la plaza para que contemple el coronado castillo. Tres reyes sobrevivió, ha visto agua, fuego y disparos. Pese al mar, pese al fuego, pese a las conspiraciones enemigas”.

Zona de acceso al castillo de Kronborg en la calle Kasernegade

La calle Kasernegade

Diversas maquetas nos enseñan la evolución y ampliación del castillo a lo largo de la historia y su posición geográfica. En esta calle encontraréis también la cafetería y restaurante. Aquí están las taquillas y deberéis c.comprar los tickets si queréis resto del castillo. Podéis seguir conociendo el consultar tarifas y horarios aquí. Junto a las taquillas hay además una zona de picni

El almacén de pólvora

Es uno de los edificios más antiguos. Durante la II guerra mundial, el castillo fue acuartelamiento de las tropas de ocupación alemanas que instalaron diversos cañones en esta zona. Hoy en día hay edificios utilizados como galerías de arte, tiendas y cafés.

La Puerta Oscura o Morkeport

Da acceso al palacio y aquí está situado el control de acceso a los visitantes que deben llevar su ticket. Los niños no pagan. La puerta da acceso a un pasillo oscuro que limitaban la movilidad y el acceso a posibles invasores.

Shakespeare es recordado en Morkeport

El relieve en honor a William Shakespeare

Tras pasar la Puerta Oscura, os encontraréis con un pequeño patio y allí está el relieve realizado por el escultor danés Einar Utzon-Frank. No hay documento que atestigüe que Shakespeare estuvo en este castillo, sin embargo, las descripciones que hace de este lugar en su obra hacen pensar que en algún momento debió estar aquí. Realmente, el autor de Hamlet eligió un lugar inspirador. Este castillo es precioso en un día soleado de verano y, sin duda, en invierno, en medio de tormentas y el océano agitado, también debe ser sobrecogedor.

La explanada central

Desde esta explanada se accede a las diversas instalaciones que daban servicio al palacio como, por ejemplo, la cocina. La cocina tenía 7 grandes hornos y en sus fogones se podía asar incluso un buey entero. Cada día, los cazadores proveían de de piezas para el servicio del comedor del rey. Podéis observar junto a la puerta de la cocina los ganchos donde se colgaban las piezas de caza. Hay además una fuente que nos recuerda el lugar en el que antaño hubo una esquisita fuente de 6,5 metros de alto con bellas esculturas. Cuando en 1658 los suecos saquearon el castillo, se llevaron esta hermosa fuente.

Patio central del castillo de Kronborg

Las casamatas subterráneas

Desde la explanada se accede a las galerías y habitaciones subterráneas donde se alojaban los soldados en época de asedio. Hasta 1.000 podían albergarse aquí y se alimentaban básicamente de gachas y arenques salados. Casi a oscuras recorrimos este lugar alumbrados por alguna ténue luz. Es un lugar tenebroso pero emocionante y divertido si se visita con linternas.

Los túneles conducen a las casamatassubterráneas

El Ogier Danés

Mientras recorríamos las oscuras casamatas, casi inesperadamente, encontramo la enorme escultura del gran guerrero. El Ogier Danés parece ser el protector de Dinamarca y, cuenta la leyenda que, si el país se encontrara en peligro, despertaría para volver a la lucha.

El Ogier protege a Dinamarca

La Sala del Rey

Eran los aposentos privados del rey y aquí se celebraban las reuniones más importantes del reino. Además servía para comidas y veladas con amigos y familiares. Desde aquí el rey tenía vistas al estrecho de Oresund, podía ver el tráfico de buques y controlar el acceso al castillo.

La Sala de la Reina

Fue en la época de Federico II y su esposa Sofia cuando el castillo fue centro de relaciones sociales. Sofia tuvo 7 hijos y destacó por su papel en la corte y en las relaciones internacionales de Dinamarca. Disfrutaba del sabor exótico de productos que llegaban desde muy lejos, como los limones, por los que se pagaban en aquella época el equivalente a 70 euros la unidad.

Las salas del palacio están bellamente decoradas

La iglesia del castillo

Su construcción finalizó en 1582 y tuvo la suerte de ser la única parte del castillo que no se incendió en el año 1629, esto permite poder disfrutar del trabajo en ebanistería y pintura que en ella se realizó. En el siglo XVIII la iglesia fue utilizada por el ejército danés como sala para practicar gimnasia y esgrima.

La sala de baile

Dicen que era la mayor sala de baile de la época. Con sus 62 metros de longitud, hoy se representan aquí escenas de Hamlet como el famoso pasaje de la calavera… ser o no ser… Desgraciadamente se ha perdido el artesonado del techo en el que se habían tallado preciosos panales y pintado 1250 rosas. Aquí se celebraban los grandes banquetes que constaban de un mínimo de 24 platos.

Los tapices reales

Los tapices representan importantes momentos de la historia de Dinamarca y también a sus monarcas. Eran “carteles publicitarios” de la época que, además, servían para disminuir el frío y la humedad en el palacio.

Ya no hay cañones en la torre, pero si en las murallas

La torre de los cañones

Todo el castillo destaca por sus bellas torres y sus agujas. La torre cuadrada de los cañones permite obtener unas vistas espectaculares del estrecho de Oresund. Si el día es soleado, la luz es magnífica y los colores también. Suponemos que en invierno, cuando la nieve y el hielo cubren parte del estrecho, la estampa también debe ser inolvidable.

El castillo de Kronborg merece una visita

Durante la visita al palacio podéis seguir los horarios de las representaciones que se hacen de las diversas escenas de Hamlet. De esta manera, aún disfrutaréis más del momento. La dramatización hace que, a pesar de ser en inglés, cualquier visitante pueda seguir la narración y disfrutar con esta historia de final trágico. No lo dudéis, visitar el castillo de Kronborg es una cita obligada si váis a Dinamarca. To be or not to be, that’s the question. No os lo cuestionéis, mejor «to be»…

Actores que han representado Hamlet en Kronborg

Una sala recuerda a las representaciones teatrales de Hamlet en el castillo

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