Cuando se puso fin a la caza de ballenas a nivel mundial se habían matado casi tres cuartos de todos los cachalotes del mundo, reduciendo su número de más de un millón en 1712 a 360000 a final del siglo XX […] En la superficie, el cachalote es más lento, menos agil y tiene menos tiempo y energía que otras ballenas y, por lo tanto, es menos capaz de huir de un depredador no natural como el hombre.
En 1951 – cien años después de que se publicara el libro de Melville – murieron más ballenas en todo el mundo de las que cazaron los balleneros de New Bedford en un siglo y medio.
PHILIP HOARE