Satisfechos, hemos regresado a nuestra casa en el Ayllu de Coyo. Conocer el complejo geotermal de los Géiseres del Tatio es una experiencia agotadora pero, sin duda, merece la pena. Es un lugar único. Dicen que en el mundo existen sólo tres lugares como éste, pero ninguno a una altitud tan elevada. Además es bastante inaccesible y es necesario llegar pronto por la mañana, antes de que el sol caliente demasiado la temperatura del aire y no permita ya disfrutar de las enormes columnas de vapor.

Es por ello que decidimos visitar el lugar después de hacer varias excursiones por encima de los 3.000 metros y, además, dormir anoche en Machuca. Ésto ha sido una experiencia muy agradable y recomendable a todo aquel que quiera saborear intensamente la experiencia de visitar esta zona de los Andes.

El pequeño pueblo andino de Machuca

Pasear al atardecer por aquellos humedales llenos de vida y cobijarse en la cama ateridos de frío para dormir hasta una hora adecuada antes de subir hasta los géiseres fue una buena decisión. No hay manera de reservar cama en Machuca, hay que ir y alojarse en la casa de huéspedes. A la hora de levantarnos, Ernest preguntaba consternado: «¿Dónde vamos tan temprano? Aún es de noche.» Sólo eran las seis de la mañana, pero la opción de salir desde San Pedro hubiese significado salir dos horas antes, que es lo que suelen hacer los visitantes cuando suben al Tatio…

Los humedales alpinos son puntos calientes para la biodiversidad alpina

Planeamos la experiencia teniendo en cuenta varios factores: primero, viajamos con niños; segundo, hay que subir a una elevada altitud en poco tiempo; y tercero, las temperaturas allí, cuando aún no ha salido el sol, descienden muchos grados bajo cero. Todo esto suele producir los problemas del mal de altura en los viajeros -«apunarse», según el dialecto local- que visitan el lugar pocas horas después de llegar a San Pedro.

Es difícil expresar qué siente uno cuando está en un campo de géiseres. Primero debes desprenderte de tu rol como turista, lo cual no es fácil cuando hay cientos de ellos haciendo fotos entre las fumarolas. Más allá de ser un atractivo turístico, se trata de todo un espectáculo de la naturaleza. De una naturaleza que está en plena actividad, desde la misma entraña de la Tierra.

Cristalización de sales en las emanaciones de aguas termales del Tatio

Para la mayoría de nosotros, la Tierra es una realidad inerte, excepto en lo que se refiere a su dinamismo más superficial. Así de limitada es nuestra experiencia. Y de poco nos sirven nuestras lecturas y conocimientos teóricos, ante la «aplastante evidencia» de nuestro sentido común: la Tierra es una realidad firme y normalmente nos sentimos seguros cuando «pisamos tierra firme».

Pero en un lugar como éste tiemblan hasta nuestras creencias más firmes.  Caminar sobre una «caldera de agua hirviendo» intimida bastante. La capa de depósitos que forma el suelo que pisamos es ostensiblemente delgada y frágil, como lo muestran las innumerables surgencias. No es nada extraño que los pobladores de esta región del planeta adorasen a la Madre Tierra, la Pachamama, con un cierto temor.

Nuestra foto de grupo en el Tatio tras el amanecer

El día estaba nublado, lo cual nos ha permitido disfrutar del espectáculo de los géisers por más tiempo. Ya se habían marchado casi todos los turistas cuando ha aparecido un zorro hambriento en busca de los restos del desayuno de los visitantes. Se ha acercado a escasos metros de nosotros y ha aceptado gustoso un pedazo de nuestro pan casero. Es evidente que sabe que tiene el desayunado asegurado cada día…

Como el sol no salía hemos tenido que esperar un buen rato para bañarnos en las lagunas calientes junto a los Géiseres del Tatio. Pero la espera ha merecido la pena, sobretodo porque hemos disfrutado solos de la poza de agua termal y de las vistas de los volcanes. El lugar ha quedado sumamente tranquilo y, de no ser por el frío que se hacía sentir cuando salíamos del agua, el baño hubiese resultado realmente plácido.

Baños en las pozas de aguas termales junto a los Géiseres del Tatio

El camino de regreso a San Pedro nos ha ofrecido una serie ininterrumpida de paisajes sobrecogedores. Y, una vez en casa, el cansancio acumulado a lo largo de los últimos días en nuestra excursión a los Géiseres del Tatio, se nos ha hecho patente, por lo cual hemos optado por descansar toda la tarde. Calma y tranquilidad en familia después de tantas emociones compartidas.

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