Reciclar es un hábito que cuando lo adquieres, como cualquier otro, es difícil desprenderse de él. Hace muchos años que nosotros asumimos esta constumbre como algo normal en nuestra vida y, ahora, mezclar la basura nos parece casi un sacrilegio. Pero cuidar el medio ambiente es aún una gran tarea pendiente.
Hace unos años nos regalamos un estupendo contenedor con varios compartimientos para nuestros residuos y fue una adquisición que sentimos como una recompensa después de muchos años usando bolsas, bolsitas, cajas y cajitas que colgábamos donde podíamos en la cocina. Ahora todo está bien organizado. A nuestro regreso a casa, dentro de menos de una semana, queremos dar un paso más: gestionar nuestros residuos orgánicos originados al cocinar.

Cuando llegamos a Chile al principio de este viaje, una de las cosas que más nos costó fue deshabituarnos a separar la basura. Allí no se recicla nada. El medio ambiente es espectacular pero en los entornos urbanos, apenas hay acciones para protegerlo. El reciclaje es una cuestión personal y privada. En Santiago, por ejemplo, si una familia quiere reciclar debe contactar, a nivel particular, con una empresa que quincenalmente recogerá sus residuos. Por este servicio paga unos 20 euros al mes y se compromete a separar y almacenar en casa todo lo que se puede reciclar: metales, pilas, plásticos, papel y cartón, latas, etc. Todo debe estar limpio, sin residuos orgánicos. Este ejercicio diario de conciencia con nuestro entorno es admirable, desde nuestro punto de vista. Implica un compromiso enorme con el medio ambiente y con nuestros descendientes. No existen contenedores para reciclaje en la calle, no hay servicio público recogida de estos residuos.

El modelo de gestión de residuos utilizado en nuestro país es interesante porque ha permitido mejorar nuestros índices de reciclaje en los últimos años. Sin embargo, aún queda mucho por hacer y, sobre todo, nos falta dar el paso decisivo: antes de reciclar hay que reutilizar y, aún más, debemos hacernos conscientes de que lo importante es reducir.
Imagina que desde mañana te dijesen que se acabó el servicio de recogida de basuras y que, desde ese momento, tú mismo debes encargarte de gestionar tus residuos en tu propia casa… ¿Dónde meterías el montón de desechos que generas cada día? Cualquier persona inteligente lo que haría en tu lugar es reducir el volumen de desechos al máximo. Hay infinidad de maneras de hacerlo. Tenemos que reducir. Éste es el único horizonte sostenible para un planeta superpoblado .

Tras más de cuatro meses en Chile, aterrizamos en las islas Galápagos. Otro mundo es posible. Aquí es una obligación porque cuando la basura sale de tu casa deja de ser sólo tuya y pasa a ser de todos. Alí, el espacio es limitado, la naturaleza única y finita. Hay conciencia en la protección del medio ambiente. Las campañas de información y la gestión pública han permitido a los galapagueños tomar conciencia del problema ecológico que suponen los residuos que generamos los humanos y, ante esta evidencia, implicarse directamente. Cada familia tiene tres contenedores cada uno para un tipo de desecho. Un camión, siempre el mismo, pasa cada día por cada casa, pero recoge la basura únicamente de uno de los contenedores. Por ejemplo, el lunes orgánico, el martes materiales reciclables y los miércoles lo que no es reciclable. De este modo, el mismo servicio se hace cargo de todos los residuos que han sido separados previamente y los lleva, cada día, a un lugar diferente para ser gestionados adecuadamente. Aún queda mucho por hacer, pero sin duda, aquí hay una participación activa de los ciudadanos en el cuidado de sus islas.

Nos preguntamos si estas personas son más inteligentes o más clarividentes que nosotros, o que sus compatriotas del continente… Evidentemente, no. Pero tienen a su favor que viven en islas, pequeños territorios con escasez de agua y de espacio, con escasez de muchos recursos. Además, el entorno es magnífico. No podían esperar más. Gestionar bien es importante. El futuro depende de ello.

¿Cuándo nos daremos cuenta todos los demás de que vivimos también en un pequeño mundo? Vivimos en un pequeño planeta de límites finitos invadido por 6.000 millones de humanos, muchos de los cuales seguimos consumiendo recursos desaforadamente y produciendo residuos de manera imparable. Probablemente este sea uno de los grandes problemas de la humanidad pero, como muchos otros grandes problemas, raramente son cabecera de un telediario o portada en la prensa. A pesar de ello, está en nuestra mano, cada vez que destapamos el cubo de basura para tirar un desecho podemos elegir qué vamos a hacer son él y, probablemente, hay un opción mejor que ese cubo de basura.

Pasamos un mes en las Galápagos y fueron muchas las experiencias que allí vivimos. En estos artículos puedes seguir descubriéndolas:

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