Puede que este plan parezca una locura y, sin duda, lo es. Sin embargo, hay veces que no queda más remedio que adaptarse y ajustarse a las posibilidades que uno tiene. En ese momento, ya sea por dinero, por disponibilidad de tiempo o por ansiedad turística: hay que adaptarse. Y tus hijos también se adaptan, te sorprenden y son capaces de disfrutar de una ciudad como Edinburgo en poco más de dos días. En este post os contamos qué hicimos en Edimburgo con niños en sólo dos días aunque, obviamente, da para mucho más!

Edinburgo es una ciudad preciosa, llena de historias y de rincones por descubrir, de pubs donde pasar buenas horas, de museos y galerías de arte, de jardines y callejones. Ofrece atractivos para pasar más de una semana y aún quedarte con ganas de más. Para nosotros era sólo una parada en el camino, pues nuestra intención era viajar en autocaravana por el norte de Escocia, pero consiguió cautivarnos en las pocas horas que estuvimos en ella.

Paseando por Royal Mile, Edimburgo (Escocia, 2014)

Lo primero que a uno le sorprende cuando consulta una guía de información turística sobre Edimburgo es la enorme cantidad de museos gratuitos que puede visitar: Museo de los Escritores, Museo de la Infancia, The People’s Story Museum,  Museo de Edinburgo, Museo Nacional de Escocia, National Gallery of Scotland, Royal Scottish Academy, Royal Botanic Garden o Greyfriars Kirk, entre otros. Son aún muchos más y con todos ellos el visitante puede disfrutar con el arte, la historia natural y el pasado de esta región de las islas británicas con un carácter único y particular.

Jugando en Edimburgo (Escocia, 2014)
La primera mañana paseamos por Royal Mile y, como atraídos por una fuerza especial, desembocamos en el Castillo de Edinburgo. ¡Vaya! Precisamente aquí había que pagar: 16 £ por adulto y 9,6 £ los niños… Echamos cuentas y, como nuestro plan era visitar otros castillos, palacios, iglesias, abadías y lugares de interés del país, optamos por comprar el Explorer Family Pass que durante 15 días nos permitía visitar un montón atracciones ahorrando mucho dinero.
Castle Rock, Castillo de Edimburgo (Escocia, 2014)
Entrada a uno de los callejones de Edimburgo (Escocia, 2014)

El Castillo de Edinburgo o Castle Rock, está ubicado sobre un cerro rocoso erosionado que un día fue un volcán. Se yergue amenazante sobre su pedestal de oscuros basaltos y es un lugar perfecto para tener una primera visión de la ciudad. Es en realidad una fortaleza militar que domina desde el Estuario del Forth al norte, a los campos y colinas del sur. En su interior, en varias exposiciones se explica el pasado bélico de esta nación y se rinde honor a los Highlanders. Lo que más nos interesó a nosotros fue la recuperación y recreación de la vida en algunos espacios del castillo: la antigua prisión era realmente sobrecogedora y en el Palacio Real una sucesión de bellos paneles llevan al visitante hasta la cámara donde se guardan las joyas de la Corona escocesa (Honours of Scotland). Conocer las idas y venidas de la corona y el cetro real, así como de la Piedra del Destino, ayuda a hacerse una idea de cómo fueron y siguen siendo las relaciones entre ingleses y escoceses y el valor que esta gente da a sus símbolos.

Museo en el Castillo de Edimburgo (Escocia, 2014)

Agotados tras la visita nos dirigimos a los jardines de Princes Street y allí disfrutamos de nuestro lunch tumbados en la hierba, admirando aquellos preciosos e inmensos árboles y las vistas de la cara norte del castillo y de la Old Town. El cañonazo desde el castillo del One O’Clock Gun nos recordó, como viene haciendo desde 1861, que era la una en punto y nosotros continuamos siesteando bajo los suaves rayos del sol escocés.

Cañón del One O’Clock Gun en el Castillo de Edimburgo (Escocia, 2014)

Paseamos por Princes Street y admiramos los espectáculos de teatro en la calle, malabaristas, músicos y otros artistas que se concentraban en la ciudad con motivo del Festival Internacional de Edimburgo. Dicen que la ciudad triplica la población en estas fechas debido a la calidad de la programación cultural que se ofrece. Las nubes amenazaban nuestro paseo y, efectivamente, un chaparrón dejó caer durante más de una hora un diluvio. Nos cobijamos en la National Gallery y aprovechamos para visitar las salas dedicadas a los pintores impresionistas que tanto nos gustan. Lo que más nos llamó la atención fue su programación educativa y la sala de pintura para niños donde varias personas ayudan a que desarrollen su creatividad sobre un lienzo.

Espectáculo en las calles de Edimburgo (Escocia, 2014)

Nuevamente lucía el sol y, mientras Ferran dormía su larga siesta a brazos de su padre, Ernest y yo aprovechamos para subir al Scott Monument (4 £). Una dura subida por una estrecha escalera de 287 escalones nos permitió alcanzar la parte más alta de este monumento creado en honor al famoso escritor escocés Sir Walter Scott.

Monumento a Walter Scott desde la noria en Edimburgo (Escocia, 2014)

Terminamos la jornada visitando Calton Hill pero antes nos detuvimos en el Cementerio de Old Canton donde yacen los restos del famoso filósofo escocés David Hume. En Edimburgo es realmente complicado no pisar un cementerio y salir de allí con alguna historia escabrosa retumbando en tus oídos… Desde Calton Hill disfrutamos de la ciudad mientras el día llegaba lentamente a su ocaso. A esta latitud el sol se esconde sin prisas y el día se alarga enormemente. Regresamos a nuestro alojamiento por North Bridge y nos detuvimos a cenar una pizza en un sencillo y económico local.

Cementerio de Old Canton en Edimburgo (Escocia, 2014)
La segunda etapa de nuestra visita a Edimburgo nos llevó a visitar la Cámara Oscura. No pensábamos que íbamos a disfrutar tanto de este museo lleno de experiencias interactivas relacionadas con la percepción que nuestro cerebro tiene del mundo y de cómo las ilusiones ópticas pueden engañarle. ¿Qué vemos en realidad? ¿cómo es nuestro entorno? Hologramas, caleidoscopios gigantes, laberintos de espejos y los misterios de la luz cautivan al observador. Pero el principal atractivo es la torre donde en 1835, la inventora Maria Theresa Short, hizo construir esta cámara oscura que permite observar toda la ciudad como si te encontrases dentro de una enorme cámara de fotos. Fue divertido y agotador porque no paramos de jugar y disfrutar con todos y cada uno de los elementos del museo.
Algunas de las actividades interactivas en la Cámara Oscura de Edimburgo (Escocia, 2014)

Nos tomamos un merecido descanso en la Highland Tolbooth Kirk. Una de esas preciosas iglesias que los escoceses han remodelado y transformado en un espacio destinado a otros fines diferentes al culto religioso. En la actualidad acoge un estupendo café y un centro de información y venta de entradas para el Festival de Edinburgo, además de unos salones para celebrar bodas y banquetes…

Highland Tolbooth Kirk en Edimburgo (Escocia, 2014)

A las dos en punto teníamos una cita en Royal Mile con los guías de Sandeman’s que ofrecen visitas al centro de la ciudad gratis. En realidad no son gratuitas porque al final, el turista paga al guía aquello que le parece adecuado en base al servicio ofrecido. Nunca habíamos participado en uno de estos circuitos y no estábamos seguros de que fuese una buena idea someter a nuestro hijos a esa ruta de 2,5 horas. Nos animamos a intentarlo y nos alegramos gratamente de haberlo hecho. Nuestro hijo mayor siguió a la guía en primera línea y no se perdió detalle de sus explicaciones. Mientras, Ferran, cayó rendido en la última parte de la caminata y Pau decidió quedarse con él en Grass Market para que durmiese tranquilamente su imperdonable siesta mientras nosotros escuchábamos las interesantes historias sobre la ciudad.

Recuerdo al perrito Bobby en Edimburgo (Escocia, 2014)

Conocimos la vida entregada del pequeño Bobby, un perrito que a finales del siglo XIX cautivó a los edinburgueses por su apego a quien fuera su amo. Hoy ambos yacen en el cementerio de Greyfriars, lugar en el que historias mucho más truculentas y misteriosas han ocurrido… En Grass Market nos narraron la vida de Maggie Dickson o Half Hangit Maggie, una mujer que consiguió sobrevivir a muchas calamidades y que acabó regentando una taberna que todavía hoy sigue atendiendo una buena clientela en esta plaza. Y tras un largo paseo regresamos a Royal Mile para conocer algo más del modo de vida de las gentes de esta ciudad. Por desgracia ya era tarde para visitar el Museo de los Escritores o Writer’s Museum, dedicado a Robert L. Stevenson, a Walter Scott y Robert Burns.

Mural sobre la historia de Maggie Dickson en Grass Market, Edimburgo (Escocia, 2014)

Finalmente, regresamos a los Princes Street Gardens para subir a la enorme noria de 33 metros que cada verano se instala allí con motivo del Festival. Fue precioso subir allí con nuestros hijos. La tarde era luminosa, el cielo lucía un azul intenso, la gente paseaba y, desde allí arriba, vislumbramos la bella ciudad de Edimburgo. Sus viejos edificios bien conservados, sus torres y campanarios, sus iglesias, los jardines tan bien cuidados y nos prometimos que regresaremos para conocerla un poco mejor, sin tantas prisas y con más sosiego. Esta ciudad te cautiva, te hace sentir bien desde el primer momento que paseas por ella y te promete muchos secretos ocultos para quien le dedica tan poco tiempo.

Princes Street Gardens, Edimburgo (Escocia, 2014)

DATOS PRÁCTICOS: vuelo en avión 200 euros/persona i/v
ALOJAMIENTO EN EDIMBURGO: alquiler de habitación con AIRBNB en casa1 y casa2. La primera opción estuvo bien pero no es adecuada para ir con niños pues la habitación era muy estrecha (aunque no nos cobró por ellos). La segunda opción es muy muy recomendable (con camas para 6 personas). Está un poquito alejada del centro -aunque se puede ir a pie- y el apartamento es fantástico. Los precios pueden variar según el momento del año, consultad con las anfitrionas. Si viajáis a Edimburgo con niños una opción genial es también el intercambio de casa con Home Exchange.

Recuerda, puedes suscribirte a nuestro blog y también vernos en

Y si te gusta, comparte y así nos ayudas a difundir esta información.

Pin It on Pinterest

Share This