Descubrir nuevos sabores y disfrutar con la comida es sin duda una de las razones que lleva a las personas a viajar por el mundo. Aunque creemos vivir en un mundo globalizado, lo cierto es que en cada lugar del mundo podemos saborear productos únicos, recetas especiales y observar procedimientos culinarios sorprendentes. Sin embargo, cuando viajamos a Estados Unidos, vamos con una visión preconcebida: allí sólo se come Fast Food. ¿Es posible viajar por USA y comer sano?

Cayendo en la trampa en Shake Shack de NYC
Pero qué es la Fast Food? Ese tipo de alimentación popularizada por grandes empresas -la mayoría norteamericanas- que han alcanzado una cuota de mercado elevadísima y sorprendente cuando analizamos la calidad de esta comida desde un punto de vista nutricional. Fast Food es cualquier tipo de producto elaborado que se sirve en establecimientos sin servicio de camareros, los clientes son atendidos en la barra, se comen sin cubiertos ni vajilla y generalmente los alimentos son fritos. Suelen comerse en la calle y de pie. Analizando los menús se detecta que son ricos en proteínas de origen animal, grasas saturadas e hidrogenadas, muy salados y enriquecidos en azúcares simples.

Nachos, pizzas, hot dogs y salsas: platos fast food
Sabiendo todo esto, cualquier persona que se preocupe por tener una alimentación saludable, rica en verduras y frutas, que disfrute con las legumbres e intente no comer demasiadas proteínas animales, cuando aterriza en Estados Unidos puede pensar que durante el tiempo que esté en el país va a tener muchas dificultades para seguir su alimentación habitual.
En Bangor (Maine) descubrimos una heladeria con oferta para mascotas…
Helados y caramelos en el Quincy Market de Boston
Empezamos a pasear por las ciudades del país y nos dimos cuenta de que allí están comiendo todo el día. Te llama la atención ver a los niños en el parque desayunando un «hot-dog», almorzando o merendando una hamburguesa y bebiendo a cualquier hora del día bebidas azucaradas tipo «cola» en enormes envases de 1 o 2 litros. Y, por supuesto, los adultos, hacen lo mismo, a lo que hay que añadir los enormes vasos de té o café frío o caliente azucarados o edulcorados en exceso…
Las raciones son enormes, hay que controlar al hacer los pedidos…

Y qué decir de las dimensiones de los envases? Todas las confecciones son tan grandes que parecería que en cada casa solo viven Goliats hambrientos y necesitados de aportes calóricos desorbitados. Esta nimiedad se convierte en un problema cuando viajas porque normalmente interesa comprar pequeñas cantidades de alimentos.

Los mercados de productos orgánicos son un deleite para los sentidos

Ante este panorama, como familia que queremos alimentarnos bien, empezamos a escudriñar,  a observar en detalle, a investigar, a buscar aquello que nuestro cuerpo necesita. Así nos dimos cuenta de que comer de manera saludable es posible. En Estados Unidos muchísima gente se preocupa por seguir una dieta equilibrada y saludable.

Descubrir que las formas, tamaños y colores son heterogéneos

Por poco que te interese, siempre vas a encontrar fruta y ensaladas frescas en los establecimientos de comida para llevar y en los restaurantes. Las pequeñas tiendas suelen ofrecer un amplio surtido de alimentos saludables. Pero además, descubrimos productos ecológicos en los comercios y pequeñas tiendas de alimentación (al menos en el estado de New York y Massachusetts). Felices, hacíamos nuestros pequeños picnics saludables en cualquier tienda.

Con ingredientes biológicos, alimentos sabrosos y saludables
Conocemos este país por la comida fast food, pero lo cierto es que muchas de sus ciudades son pioneras en la puesta en marcha de iniciativas del tipo «Grow New York City«. Vecinos, profesionales de la salud, profesores, cocineros, agricultores y todo tipo de personas se han involucrado en la puesta en marcha de estas iniciativas que pretenden recuperar solares abandonados en medio de la ciudad, azoteas, terrazas, balcones y jardines públicos para crear espacios verdes en los que cultivar frutas y verduras de manera saludables. En las escuelas se han puesto en marcha los huertos y, en las cocinas de los comedores, enseñan a los niños a elaborar platos sanos y divertidos. Son espacios de aprendizaje, de cooperación, de solidaridad y de encuentro entre personas diversas también de diferentes edades.
Galletas caseras con ingredientes orgánicos en un mercado GrowNYC

Entre sus iniciativas está la puesta en marcha de mercados en los que productores locales ofrecen sus alimentos. Desde mi última visita a New York estaba deseosa de conocer estos mercados y, por fin, pudimos darnos una vuelta por un mercado de GrowNYC y conocer sus proyectos sociales. Allí acuden pequeños agricultores sensibilizados con el cultivo orgánico, biológico, en el que no se usan sustancias químicas de síntesis, que busca el equilibrio con la naturaleza y respetan los ciclos naturales de los vegetales y animales que cultivan y crían en sus granjas. Personas relacionadas con movimientos como la permacultura o el «slow food» que nos ayudan a descubrir que las frutas y verduras no tienen formas uniformes, homogéneas ni predecibles. Cada pieza es diferente, con diversos tonos en su coloración y dimensiones variables. Tomar conciencia de que hemos de comer en calma y saber que, nuestra alimentación también afecta al equilibrio del planeta.

Recuerdo de la comida de Maine
Hacer couchsurfing nos permitió viajar visitando familias de diversos estados y pudimos disfrutar con su cocina casera. Sin duda, guardamos un recuerdo único y especial de la comida del estado de Maine gracias a Elisabeth, una gran cocinera que nos ofreció una cena sorprendente. También de Pam que en Tupper Lake (NY) nos ofreció un menú sabrosísimo. Para nosotros, hasta que no nos sentamos en la mesa de una familia, no podemos pensar que hemos saboreado la comida genuina de un país.
Paseando por High Line Park de NYC tomamos
un sandwich helado con galleta de fresa
Así recorrimos parte de USA intentando cuidar nuestra alimentación al máximo pero sin poder evitar caer en la trampa muchas muchas veces. Ernest y Ferran descubrieron el «kepchup» y cayeron rendidos ante los dulces, helados, brownies y cookies inmensas que aparecen en cada esquina en puestos llenos de comida a rebosar. Y es que, podemos caer en estos pequeños pecados, pero sin olvidar cuidar nuestra salud que es lo mejor que llevamos en la mochila. ¡Buen provecho!

 

Para saber qué ofrece el estado de Nueva York consulta aquí
Enlaces de interés:
El Escarabajo Verde (RTVE): Permacultura

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