Hemos acabado el año 2014 e iniciado en 2015 de la mejor manera que sabemos: pasando días tranquilos con la familia, con nuestros hijos y viajando un poquito. En esta ocasión viajando cerca de casa para descubrir algunos de los secretos que esconde nuestra provincia. Alicante es bien conocida por su costa, las ciudades y pueblos situados en las playas reciben cada año miles de visitantes. Aunque cada día más estos turistas hacen alguna incursión hacia el interior, son todavía muchos los lugares desconocidos no sólo para ellos, también para los que pasamos en estas tierras la mayor parte de nuestra vida.

La Vall de Laguart pertenece a esas zonas tranquilas de nuestra tierra. La parte norte de la provincia de Alicante se caracteriza por los fuertes plegamientos que han originado sierras de fuertes pendientes donde el agua se ha encargado de excavar gargantas, cuevas, barrancos y otros monumentos naturales admirables.

Indicador de la ruta PR-CV147 (Alacant, 2015)

Pero también el ser humano, desde hace milenios, ha modificado estos paisajes creando lugares únicos y especiales. Los muros de piedra, los pozos de nieve o cavas, los bancales y terrazas en las faldas de las montañas pedregosses, muchos caseríos ahora olvidados, fuentes y sistemas de riego, castillos y murallas, iglesias y conventos, pinturas rupestres …

Llavador de Fleix, al costat de la Font Grossa (Alacant, 2015)

La cultura morisca modeló e influir en nuestro actual modo de vida de manera evidente y remarcable. En el Valle de Laguart dejaron testimonio de sus esfuerzos y trabajos en una ruta que ahora llaman «la catedral del senderismo» y que no hace más que aprovechar una gran parte de los caminos que los moradores de aquellos pueblos hicieron construyendo un camino de bellos escalones para conectar las casas de la montaña en los pueblos de Fleix y Benimaurell.

A pesar de haber iniciado la estación invernal hace pocos días, la temperatura era agradable, la vegetación lucía con sus colores verdes intensos. El palmito (palmito) creaba formaciones vegetales admirables y algunos árboles todavía mostraban sus hojas con colores otoñales. Los vestigios de un modo de vida olvidado aparecían a cada paso: campos de olivos y algarrobos abandonados, pozos de agua construidos en piedra seca, fuentes esculpidas por manos desconocidas, casas deterioradas por el paso del tiempo …

Realmente la ruta es dura porque es un «rompepiernas» pero bien vale la pena. No podemos imaginar cómo debe ser hacerla cuando el sol calienta un poco más que ahora. Sin embargo, en esta época del año el contraste con la humedad y el frío en la parte baja del barranco creaba contrastes de temperatura muy importantes. El Barranco del Infierno es también transitable pero sólo para personas expertas porque son muchos los puntos donde hay que utilizar cuerdas y donde aparecen importantes desniveles excavados en la piedra caliza tan típica de esta región. Realments este enclaves son accesibles sólo para algunos y, según nos informaron, es uno de los cañones secos más remarcables del arco mediterráneo.

Cara sud del Montgó i el perfil de les illes balears a l’horitzó

Acabamos la ruta llegando a Fleix y atravesando un sorprendente agujero en una pared junto a una cascada que en épocas de lluvia debe ser una visión espectacular. Al llegar a la Font Grossa -punto de inicio de la ruta para la mayor parte de los senderistes- no pudimos evitar aprovechar la calma reinante para hacer una agradable siesta en el lavadero del pueblo. La luz del sol, de un naranja relajante, nos acompañó en esa rato de reconciliación con la naturaleza, satisfechos de haber disfrutado, una vez más, de unas horas de comunión con la naturaleza y con nuestro pasado.

Para llegar a la Vall de Laguart se puede acceder por las dificultosas carreteras de la zona norte de la provincia o bien por la autopista de peaje AP-7 y salir cerca de Denia o Benissa. Desde allí hay que enfilar hacia el interior por la carretera que lleva hacia Campell, Fleix y Benimaurell o como allí dicen, el Poble Baix, el Poble Mig y el Poble Alt. En este pueblos existen agradables alojamientos familiares donde pasar varias jornadas y conocer el atractivo entorno. Nosotros nos alojamos en Benimaurell para iniciar la ruta directamente a pie. Los huertos pequeños recogen las frutas de invierno y hacen que los árboles sean los mejores «árboles de Navidad» que se puedan imaginar.

La Lluna del 3 de gener del 2015. Vistes des de Benimaurell (Alacant, 2015)

Fue una ruta agotadora. Las vistas desde el Hotel Alahuar eran realmente increíbles y todo un lujo para nosotros acostumbrados a ir de hostal en hostal pegando botes alegremente. Un zumo de naranjas recién cosechadas y la vista del Montgó allá lejos mientras la isla de Ibiza se insinuaba en el horizonte fueron el trofeo inolvidable para nuestro esfuerzo.

 

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