Hoy nos hemos levantado con el propósito de pasar un día tranquilo. Es necesario no ofrecer a los niños, ni a nosotros, demasiadas actividades para evitar convertir el viaje en un periplo agobiante y estresante. No es lo mismo salir de casa 15 días que hacerlo durante casi 6 meses. Es necesario medir nuestras fuerzas y valorar hasta dónde podemos y queremos llegar. ¿Cuánta gente regresa de un viaje estupendo necesitando unas vacaciones? Eso no puede pasarnos a nosotros… esto va para largo!!

Junto al puerto de Ushuaia está la Laguna Encerrada. Hemos salido para hacer un paseo y almorzar frente al mar. Hemos llegado hasta el aeródromo de Ushuaia y nos han ofrecido entrar a ver los aviones ¡ha sido genial! Después hemos seguido paseando a la búsqueda de parques infantiles… otro de nuestros objetivos en este viaje… Los parques infantiles!!!

Recorriendo la ciudad hemos pasado frente al parque de bomberos de Ushuaia que, al ser sábado, estaba en plena efervescencia, con su plantilla de voluntarios al completo. Al vernos curiosear con los niños, uno de los bomberos se ha ofrecido a mostrarnos el parque y los camiones. Ernest y Ferran han disfrutado de lo lindo.

El Parque Yatana: mucho más que un parque

Poco después hemos llegado al PARQUE YATANA. Es un lugar especial: hace apenas cinco años era un basural, pero el interés y la dedicación de una familia ha permitido convertir este enclave urbano en un espacio en el que naturaleza y arte conviven de forma armoniosa y fructífera, al servicio de un proyecto educativo que pretende despertar en los más pequeños -y, si es posible, en los endurecidos e insensibles adultos- un sentimiento de respeto sacral y de amor hacia los bosques.

Allá, sentados junto a la réplica de un campamento yagán, en torno a un fuego extinto, y cerca de una simpática ballena que reposaba plácidamente sobre la hierba, entre los árboles, hemos disfrutado de una hora de ensueño, escuchando el rumor del viento y el canto de los pájaros, mientras nuestros pequeñuelos se entretenían pintando y colgando sus dibujos de los árboles. No hay muchos lugares como éste, en el mundo. El Parque Yatana es más que un parque: es un refugio para la sensibilidad y el buen gusto. Pocas veces se hizo tanto con tan poco. Nosotros, al menos, hemos salido del recinto del parque resplandecientes… y con un cachito de este pequeño bosque en nuestros corazones.

Y para que veáis que no nos pasamos el día descubriendo lugares alucinantes…. al final del día hemos ido a hacer la compra al super. Esto también forma parte de nuestro viaje porque necesitamos ahorrar al máximo en la comida. Por el momento no hemos repetido el lujo de ir a un restaurante que nos dimos al llegar a Santiago. Es divertido lo de las tiendas de comestibles porque descubres cosas únicas y especiales de cada país. Por ejemplo, en Argentina hay toda una sección dedicada al mate. Diversos tipos, marcas, grado de amargura de las hojas… Una sorpresa, la marca de distribución de especias más extendida aquí se llama ALICANTE!!!!

Mientras estamos en el hostal, tranquilos me ha dado por pensar en cómo han cambiado las cosas en los albergues de mochileros después de estos seis años en los que yo no he pasado por ellos… Me ha llamado la atención que la mayor parte de los viajeros llevan ordenadores portátiles o tablets. Por supuesto que hay wiffi en todos los alojamientos . Y un pequeño detalle…. ahora yo soy de l@s viajer@s más mayores. Menos mal que sigue habiendo personas que me sacan 20 o 30 años y tambien siguen viajando y alojándose aquí ….

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